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L&S.- A diferencia de hace algunas décadas, ha aumentado grandemente la presencia de productos de cosmética ecológica o natural en el mercado. Antiguamente eran muy pocas las marcas que se preocupaban por esto y pocos compradores que supieran de su existencia. Hoy en día la oferta es grande y la preocupación también.
La cosmética ecológica es uno de los elementos libres de química más demandados después de la alimentación ecológica, que también es un asunto peliagudo. Productos de higiene, productos de belleza, incluso, productos para lavar la ropa y fregar los suelos se buscan ecológicos. Ya no es secreto para muchos que los xenoestrógenos presentes en nuestra cocina y nuestros lugares de aseo; como los parabenes y los ftalatos son altamente perjudiciales para la salud; y las personas miran bien las etiquetas antes de comprar. Con la cosmética verde se buscan alternativas a la convencional sin compuestos químicos.
La cosmética ecológica se diferencia de la ‹normal› o común en los componentes de sus fórmulas. La primera busca bajar costes utilizando elementos sintéticos. Se trata de aumentar los márgenes con productos bien conseguidos de dudosa ética. La otra, la cosmética ecológica, busca el equilibrio de la salud, pues no incluye sustancias peligrosas para las células del cuerpo.
Ha llegado a un punto, que hay personas que solamente exigen cosmética ecológica. Los productos sintéticos derivados del petróleo están presentes en una enorme cantidad de productos de consumo. Por ejemplo en jabones; perfumes; geles de baño; pasta de dientes; champúes; desodorantes; cremas de belleza; cremas de afeitados; etc. Son componentes que la piel absorbe. Los envía al torrente sanguíneo afectando incluso al sistema hormonal, que como bien sabemos, interviene en muchos procesos químicos. Eso desestabiliza nuestra salud. Por este motivo, la cosmética ecológica o natural está siguiendo las pautas de la «química verde». Una filosofía que apuesta por quitar de los productos de consumo para higiene y belleza los químicos peligrosos.
La gran ventaja de la cosmética ecológica respecto a la convencional es que se trata de productos 100% naturales; sin conservantes sintéticos. Se utilizan conservantes naturales.Para el comercio, es una desventaja, ya que son más perecederos y por tanto, menos interesantes. Como contrapartida, la cosmética natural causa menos reacciones alérgicas, benefician a la piel y al cuerpo y no causan desequilibrios químicos ni hormonales.
Algo que también hace más amigable a la cosmética ecológica o natural, es que para su elaboración y para su estudio está prohibido experimentar en animales; y en muchas ocasiones, se veta el uso de ingredientes derivados de animales (Vea «Veganismo»).
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