¿Qué son los emuntorios?
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L&S.- Los emuntorios son un impresisonante despliegue que hace el cuerpo aunando a varios sistemas que tienen un objetivo común. A saber: que todo el sistema celular y sus fluidos estén en perfecto estado. Para dar ese servicio al cuerpo no basta con un eficiente sistema circulatorio. Es necesario un eficaz sistema de drenaje de los fluidos corporales que recogen los vertidos con los desechos generados por millones y millones de células. Esa es la linfa o fluido del sistema linfático.
La linfa
A la linfa o líquido vehiculizador del sistema linfático, son vertidas las células muertas y los desechos de la combustión, día tras día. A esto se suman una gran cantidad de venenos y sustancias tóxicas. Todo eso entra en el cuerpo a través de las vías respiratorias, digestivas y cutáneas. Para poder llevar a cabo semejante tarea existen diversos órganos que trabajan como un ejército. Están altamente especializados en la función de limpiar y depurar. entre ellos están por ejemplo los intestinos, el hígado, la piel, los riñones, los pulmones y el sistema linfático. El nombre de este conjunto de sistemas se denomina como hemos dicho al principio «los emuntorios». Son los órganos encargados de sacar fuera del cuerpo a los elementos de desecho, los tóxicos y los venenos que entran de diferentes formas a nuestro cuerpo.
Emuntorios es el nombre dado al conjunto de órganos capaces de mantener al organismo limpio de toxinas
Cuándo los emuntorios no están en perfecto estado
Cuándo los emuntorios trabajan normalmente, los desechos que tienen que procesar no supera su capacidad de procesarlos. Entonces el «terreno» se va manteniendo limpio y las células funcionan correctamente. Eso ocurre cuando un organismo es eficiente. Por consecuencia, el dueño de ese cuerpo es una persona saludable, ágil y vital.
Aunque los emuntorios funcionen bien, si los desechos y elementos tóxicos superan su capacidad o no llegan al sistema linfático para ser excretados, estos se colapsan. Por supuesto, van a funcionar de forma deficiente y el «terreno» se va ir cargando poco a poco de tóxicos. Entonces, el organismo se va degradando. La sangre se espesa, su circulación se hace densa y los desechos de la sangre pasan a la linfa y al plasma intracelular. Si esta situación se prolonga, los fluidos se contaminan más. Puede llegar a un estado en el que las células están funcionen con dificultad. Trabajan en un coctel que paraliza los intercambios y el oxígeno y los micronutrientes no les llegan bien. Las células sufren carencias y se degradan.
Como si esto fuera poco, se añaden los residuos resultantes del metabolismo que que excretan las propias células. Estos, al no circular normalmente, contaminan aún más los fluidos. Estos desechos empiezan a depositarse en las paredes de los vasos sanguíneos reduciendo su diámetro. Con eso también disminuye la capacidad de paso de una sangre ya espesada que no tiene velocidad de circulación y por tanto, de irrigar bien los tejidos.
¿Qué ocurre cuándo hay una hipertensión?
Esta es una explicación simple de lo que es la hipertensión sanguínea: sangre sucia y espesada. Esta obliga al corazón a bombear con una mayor presión para mantener de manera constante la irrigación a los tejidos. Digamos que la tensión alta o hipertensión, es un mecanismo defensivo del cuerpo para mantener sus funciones en casos adversos. Estos pueden ser una toxemia crónica o de unos emuntorios que no hacen bien su rol.
Lo común es bajarla con medicamentos hipotensores. Son los que bajan la presión sanguínea. Lo más lógico sería eliminar lo que causa la hipertensión, a saber: los tóxicos. Se debería depurar y fluidificar la sangre. Esta sería la forma idónea. Al ingerir fármacos gastamos dinero y metemos más venenos químicos en el cuerpo, perpetuando el problema. Y con la consabida pérdida de libido, que es la consecuencia de los hipotensores; sobre todo en el varón.
La acumulación de toxinas en los fluidos corporales por una parte, obstruye los emuntorios, dificulta su tarea, congestiona otros órganos y bloquea las articulaciones. Por otro lado, se irritan los tejidos, se inflaman y pierden flexibilidad; se esclerotizan. Llegados a este estado, las células ya no pueden realizar su tarea específica y los órganos formados por ellas se colapsan. El resultado es una persona enferma, desvitalizada y anquilosada. Ya el tipo de patología que presente, será en función de qué órganos estén más afectados y en qué grado lo están. El abanico es enorme. Puede ir desde una bronquitis crónica a un cáncer; y estos procesos no se producen en dos días, sino que es la consecuencia de años de acumulación. El cuerpo tiene un poder de regenerarse impresionante, pero siempre en las condiciones apropiadas.
La medicina moderna y los emuntorios
La ciencia tradicional pierde la visión de conjunto o lo que es lo mismo: la «visión holística». Se focalizan sólo en las partes. Las partes siempre dan una lectura de un problema en el conjunto. Al tratar las partes, se peude estar complicando más la situación del conjunto.
Llegados a este punto de entendimiento nos asalta la relatividad de los diagnósticos modernos. Se focalizan en el problema y se le da solución sólo y exclusivamente a ese problema o síntoma. Cuánto más se especializa un profesional, más miope resulta su diagnosis y por tanto al tratamiento que ponga. Esto no quiere decir que un médico no haga bien su trabajo. Más bien todo lo contrario. Es loable y su misión es salvavidas. Pero eso no quita que una vez «arreglado» un problema acuciante, no se examine el por qué ocurrió y se le dé solución.
Después de dar solución una urgencia
En un cuerpo no puede estar mal una parte y bien el resto. Cuándo hay un órgano enfermo esa parte «defectuosa» es una expresión aguda de un estado de todo el organismo. Lo correcto es aliviar el problema inmediato. Pero no hay que olvidar que hay algo que desarmoniza a todo el sistema. Se debe dar atención a todo el cuerpo, porque es todo el cuerpo el que pide auxilio. Es inútil luchar contra un síntoma o contra niveles altos en los marcadores sanguíneos, pues estos sólo es un indicativo de que «algo no anda bien en el entero organismo». Y de que hay que buscarlo.
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