Síndrome de olor a pescado podrido – Una enfermedad dolorosa
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L&S.- La trimetilaminuria TMAU o «síndrome de olor a pescado podrido» u olor a basura es un trastorno muy condicionante. A las personas que lo sufren les llega a costar su trabajo. Sufren insultos, desprecios y acaban siendo víctimas de sus propios cuerpos.
El síndrome de olor a pescado no es una enfermedad. No es falta de higiene como podría ser el mal olor en los pies o en las axilas. Es uno de los problemas que más daño psicológico puede llegar a causar. Hay personas que se hacen llagas refregando la piel, tratando de solucionar su defecto maloliente. Pero no es un problema dermatológico, sino metabólico. Es tal el sufrimiento emocional, que hay personas que acaban quitándose la vida. Ni siquiera llegan a saber que modificando la dieta y cuidando su hígado, podrían eliminar el mal olor. O al menos rebajarlo mucho.
¿Qué es la trimetilaminuria o síndrome de olor a pescado?
Es una de las llamadas enfermedades raras. La enzima flavinmooxigenasa es una enzima metabólica. Se encarga de metabolizar o descomponer ciertos nutrientes. Es el caso de la trimetilamina; u residual de la colina.
La trimetilamina, al no ser metabolizada correctamente se oxida en el hígado. Como consecuencia, se acumula en el cuerpo y es posteriormente eliminada por la orina y resto de fluidos corporales. También, a través del aliento y las mucosas. Los desechos producen un intenso y fétido olor que recuerda el olor del pescado podrido o de montones de basura. Por eso se denomina comúnmente «síndrome de olor a pescado».
Aunque el nombre común de la trimetilaminuria sea «síndrome de olor a pescado podrido» lo cierto es que la mayoría de las personas que padecen de este desorden metabólico no alcanzan ese estadio. Simplemente con una higiene meticulosa y unas pautas alimentarias pueden controlar el rechazo social. Y sobre todo, el aislamiento que provoca por el complejo.
Diferentes olores corporales
Realmente el olor más característico del síndrome de olor a pescado es más bien un olor a amoniaco o azufre. Pero como hemos dicho, depende mucho de la dieta. Y sobre todo, a la mezcla del olor propio de la trimetilaminuria junto con los olores corporales personales de cada individuo.
Hay quienes ya nacen con la trimetilaminuria. Y también quienes adquieren el síndrome de olor a pescado en la edad de la pubertad; junto con los cambios hormonales. Y por desgracia, también puede llegar a adquirirse por tratamientos con antibióticos. Estos pueden afectar a la enzima flavinmooxigenasa FMO3, dando comienzo al desequilibrio con la colina y sus residuos metabólicos.
Las personas que padecen el síndrome de olor a pescado pueden exhalar un olor dulce muy intenso. Como de un perfume barato. Otras veces pueden tener olor a basura podrida o a goma quemada. También a aguas residuales, a huevos podridos, a azufre, a amoniaco, etc. Tanta variedad de olores en una misma persona da a entender que el olor podría controlarse. De hecho, se puede conseguir. Se hace controlando la química del cuerpo y lo que se transpira.
Podrían neutralizarse los olores de la trimetilaminuria
Al ser la trimetilamina un resultante de la degradación bacteriana del aminoácido colina. El cuerpo la transforma en un tóxico que huele. La clave estaría en evitar la colina o los alimentos que la aportan. Aunque eso no evitaría la condición, pero sí cambiaría la intensidad y el tipo de olor que se desprende.
Las personas que sufren el síndrome de olor a pescado podrido no pueden olerse ellas mismas. Es su olor corporal. Simplemente no tienen la capacidad de saber cómo huelen y por tanto se fijan en la reacción de la gente. Incluso los médicos, si no están especializados pueden convertir la visita en una clase de higiene personal. Las personas con trimetilaminuria creen que huelen siempre mucho. Generalmente se piensa que es más de lo que realmente es. Es muy importante tener personas queridas capaces de decir la verdad en todo momento. Necesitan ese apoyo para sentirse seguras. También que las ayuden a valorar resultados de acciones que se llevan a cabo para disminuir el mal olor.
Son muchos los médicos que no están al tanto de este desorden. No se cuenta entre las enfermedades comunes y no se dan muchos casos en la práctica de la medicina diaria. Además, cuándo se sufre del síndrome de olor a pescado podrido, no se sabe bien si hay que ir o no al médico. La persona que lo sufre no se siente enferma ni tiene síntomas de nada. Es realmente algo humillante.
El síndrome de olor a pescado no es cuestión de higiene
Las personas con este trastorno viven bajo la ducha. Tienden a exagerar su higiene y frotan incluso hasta con desinfectantes. Llegan hasta a hacerse daño con la esperanza de que el olor se vaya. Hay quienes han hecho verdaderas locuras llegado a utilizar productos para desinfectar el suelo.
Incluso, las personas con trimetilaminuria reciben regalos alusivos de personas cercanas bienintencionadas. Regalos como por ejemplo jabones, desodorantes y perfumes. Generalmente, se ven en la obligación de dar explicaciones de que su problema lo llaman comúnmente síndrome de olor a pescado. Que es un problema metabólico que produce ese olor. Por suerte, la gente cercana es comprensiva y tolerante en la mayoría de los casos. Pero no ocurre igual entre desconocidos. Lugares como los transportes públicos, los centros comerciales, el metro y lugares de mucho público son verdaderos retos. Incluso llegan al insulto verbal. Por supuesto que actúan por ignorancia, pero el daño puede ser irreversible. Ese es uno de los motivos que hacen que las personas afectadas por trimetilaminuria se aíslen.
Ya que los tratamientos son limitados, todo es cuestión de controlar las emociones. Intentar ponerse en el lugar de los otros también. Esa ignorancia se disipa cuándo se explica el motivo del problema y se habla abiertamente. Además, también se puede suavizar limitando la ingesta de colina, aminoácido que está presente en la carne, el pescado, el marisco, la clara de los huevos, la leche y todo lo que contenga el grupo B de vitaminas.
Hay quienes han encontrado la solución tratando su hígado; lugar en que se oxida el metabolito de la colina, la trimetilamina tomando silimarina (cardo mariano), desmodium, además del complejo liberador de células madre adultas.