Contenidos
L&S.- El sistema inmune no es un órgano como tal. Es un sistema compuesto de células y órganos que protegen al cuerpo de invasores externos. Estos pueden ser por ejemplo, gérmenes, bacterias, virus, hongos y parásitos capaces de provocar infecciones, enfermedades e incluso la muerte. Las células del sistema inmune o sistema inmunitario se encargan también de deshacerse de las células cancerosas anormales que se multiplican sin control.
Cuando funciona correctamente, combate las infecciones y mantiene saludable al organismo. Si el sistema inmune es deficiente, los patógenos que ingresan al interior del cuerpo, consiguen provocar enfermedades y hasta la muerte con mucha más facilidad.
Como hemos dicho, en el sistema inmune no solamente actúan células. Intervienen también órganos especiales llamados órganos linfáticos o sistema linfático. Estos funcionan como lugar de reunión para todos los glóbulos blancos. El sistema linfático se distribuye por todo el cuerpo.
Ambos son glóbulos blancos o linfocitos y están en la primera línea de defensa del sistema inmune.
Estos dos tipos de glóbulos blancos son llamados «barredores». Engullen a los invasores extraños, los descomponen y presentan una parte de ellos llamada antígenos en su superficie. También producen mensajeros químicos conocidos como citocinas. Las citocinas o citoquinas son un grupo de proteínas que actúan como mediadores entre células del sistema inmune. Envían órdenes a otras células inmunitarias para que entren en acción. Son las «Células T».
Cuándo los macrófagos han procesado a los antígenos y los muestran en su superficie, éstos pueden ser reconocidos por las células T auxiliares. Un tipo de glóbulo blanco o linfocito que recibe también el nombre de células T CD4, denominado también Linfocito T cooperador o simplemente T4. Las células CD4 producen diversos tipos de citocinas a fin de comunicarse eficazmente con las demás células del sistema inmunitario.
Cuando las células CD4 captan a los antígenos se activan y corren la voz a las otras células del sistema inmune. Se puede decir estas que son células que coordinan y dirigen las actividades de los demás tipos de células inmunitarias. Las llaman a entrar en acción para combatir al intruso.
Las células T citotóxicas atacan y destruyen. Es decir, matan directamente a las células infectadas por los virus. Hacen lo mismo con las células cancerosas anormales. Otro tipo de célula T denominada «célula T supresora», cancela el ataque del sistema inmunitario cuando ya se ha vencido al invasor. Esto sirve para asegurar que las células citotóxicas no se desborden. Que se calmen después de que hayan cumplido con su trabajo. Las células T citotóxicas y las células T supresoras se conocen también como «células CD8».
Las células destructoras naturales del sistema inmunitario, reciben el nombre de NK o Natural Killers, que en inglés significa asisinas naturales o célula asesina. Es un linfocito que destruye a las células infectadas y a las células cancerosas anormales. Es uno de los componentes más importantes del sistema inmune. Su función es vital para mantener las defensas en perfecto estado. Su función es la destruir a las células infectadas, atacando a su membrana plasmática, causando la citólisis. Es decir: rompen la célula y provocan la pérdida del material genético de esta. Con ello, se detienen sus procesos vitales. Las natural Killers no son células fagocíticas sino que destruyen a la célula
Los anticuerpos también activan una compleja reacción química en cadena denominada «sistema del complemento». El objetivo de este sistema es destruir a las bacterias. Esto lo lleva a cabo básicamente agujereando su membrana. Es decir, las delgadas paredes de las bacterias. Eso es lo que las mata.
Cuándo un individuo se expone por primera vez a un agente patógeno, por lo general el sistema inmunitario de su cuerpo tarda cierto tiempo en producir anticuerpos para combatirlo. A veces necesita varias semanas y hasta algunos meses. Pero si éste ya estuvo expuesto al germen anteriormente, a su sistema inmune le quedan células B denominadas «células con memoria». Estas están especializadas en reconocer al invasor y entrar en acción de inmediato. Esa es la razón por la cual las personas se enferman sólo una vez de ciertas enfermedades. Por ejemplo, la varicela o el sarampión. Ésta es la base del funcionamiento de las vacunas. Se provoca al sistema inmune para que produzca anticuerpos aunque en realidad no se hayas enfermado inoculando parte del virus en estado inerte. De ahí que se use la expresión «vacunarse contra» alguna enfermedad.
Los neutrófilos son otro tipo de glóbulos blancos. Éstos se fabrican en la médula ósea. Cuando se les necesita para combatir una infección, salen de la médula y viajan a cualquier parte del cuerpo para cumplir con su cometido. Estas células son la principal defensa contra las bacterias. Los neutrófilos actúan enguyendo a las bacterias y produciendo sustancias químicas tóxicas que las destruyen.
Los órganos linfáticos son la médula ósea; el timo; los ganglios linfáticos; el bazo; las amígdalas; el adenoides (vegetaciones); el apéndice y las masas de tejido en el intestino delgado llamadas placas de Peyer. Hay quienes también consideran órganos linfáticos a la sangre y a los vasos que la transportan hacia las células.
Los ganglios linfáticos se ubican junto a las llamadas rutas linfáticas. Existen ganglios o racimos en el cuello, las axilas, el abdomen y las ingles. Cada ganglio linfático contiene células B y T; además de otras células. Todas ellas preparadas para combatir a los invasores.
El bazo es un órgano muy importante para que el sistema inmunitario esté sano. Es del tamaño del puño y se ubica en la porción superior izquierda del abdomen. Una de sus funciones más importantes en la defensa inmunitaria es ayudar a que el cuerpo limpie y deseche los glóbulos blancos utilizados. También alberga varios glóbulos blancos que esperan las órdenes para salir a combatir una infección.
Los vasos linfáticos son la parte del sistema inmune que se encarga de transportar la linfa. Un líquido transparente que ‹baña› a los tejidos corporales y ayuda así a eliminar a los invasores o gérmenes. Los vasos transportan el líquido hacia los ganglios linfáticos, los cuales pueden clasificar los antígenos para empezar a combatirlos.
Por supuesto, esto es una mera simplificación del vasto entramado que compone al sistema inmunitario. Solamente tratamos de aportar una idea de cómo se comporta el cuerpo frente a ataques patógenos. Por lo tanto, es nuestra responsabilidad y la de los profesionales de la medicina el ayudar a que siempre esté en excelente estado. Esto se consigue con la prevención, con la nutrición y con la suplementación.
Para equilibrar el sistema inmunológico, lo mejor es tomar Ganoderma de alto rendimiento + Uña de gato. Ambos productos consiguen la salud del sistema inmune.
Además, si se quiere la excelencia, está el complejo liberador de células madre y factor de crecimiento de Cerule. Consta de 3 productos que actúan en total sinergia:
Dormir bien es un lujo. El insomnio es quizás uno de los problemas de salud que…
¿Qué es la impotencia? La impotencia o disfunción eréctil es una condición física masculina bastante común. Está…
Schizandra o esquisandra L&S.- La Schizandra o esquisandra; también llamada Schisandra (con «s») es una…
Ondas electromagnéticas no ionizantes Los dispositivos Pranan Graphene son el resultado de un exclusivo diseño…
El lúpulo y su acción frente al dolor ¿Quién puede escapar del dolor físico? Pocas…
¿Qué son el Sistema inmunológico innato y el adaptativo? L&S.- La respuesta inmunitaria es la…