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L&S.- Sólo en España se detectan al año alrededor de 3.000 nuevos casos de tumores cerebrales (datos de SEN Sociedad Española de Neurología). Eso representa el 2% de cánceres en adultos y un 15 % de cánceres diagnosticados a niños menores de 15 años. Aunque es una cifra excesivamente alta, la mortalidad se ha estabilizado en los últimos años gracias a las pruebas para diagnosticarlos y a los tratamientos.
Se da el nombre de tumores cerebrales a masas de tejido que crecen dentro del cerebro. Si está originado en el mismo cerebro, se denominan «tumores primarios». Los tumores cerebrales denominados «secundarios» son los que se han formado en otros tejidos del cuerpo, como mama, pulmón, riñones, etc. y parte de sus células ha viajado por el cuerpo hasta llegar al cerebro.
Hay tumores cerebrales malignos y benignos. Los tumores malignos crecen con mayor rapidez y son más invasivos y suelen ubicarse principalmente en el parénquima encefálico, las meninges, los vasos sanguíneos, los nervios craneales, las glándulas, los huesos, etc. Un tumor maligno tiene mal pronóstico, mientras que un tumor benigno no tanto, aunque también resulte invasivo, porque al crecer, la masa invade áreas vecinas y presiona el tejido del cerebro creando problemas adicionales para el cuerpo.
Con el término «tumor cerebral» están englobados unos 120 tipos diferentes. Cada uno tiene sus características en función de los tejidos en los que se inicia o del lugar en el que se origina, si no es primario. También el tipo lo determina el si es un tumor benigno o maligno.
Los tumores cerebrales pueden ser diagnosticados a cualquier edad. En adultos la incidencia es mayor a partir de los 45 años y en niños se dan entre los 5 y los 15 años; siendo los meduloblastomas los tumores cerebrales más comunes en los menores y los gliomas en la edad adulta. Son tumores cerebrales muy agresivos y aunque hay tratamiento para ellos, los resultados no son todo lo positivo que se desearía.
Las causas que originan los tumores cerebrales hoy por hoy son desconocidas, aunque se han identificado factores de riesgo que predisponen a padecer la enfermedad:
Según la SEOM (Sociedad Española de Oncología Médica) podría ser determinante la predisposición genética aunque no hay estudios o datos que confirmen que algunos tumores cerebrales sean hereditarios.
Las células sanas están compuestas por 23 pares de cromosomas, pero según revelan las investigaciones más recientes de algunos tipos de tumores cerebrales, algunas de las piezas están incompletas o hay alguna pieza de más. Esto suele darse en los cromosomas 1 y 19 de los tumores llamados oligodendrogliomas. Las investigaciones al respecto siguen abiertas.
Hay diferencia de opiniones entre los médicos respecto a que los traumatismos puedan o no generar algún tipo de tumores cerebrales. Hay pocos datos a los que agarrarse para tener una opinión bien fundada. Aunque de los pocos datos que hay, podría sospecharse una relación.
La electropolución y las radiaciones ionizantes son peligrosas para las células puesto que alteran el ADN o su estructura genética. Son las radiaciones utilizadas para diagnosticar enfermedades, o traumatismos llamados rayos X o la radioterapia. Además de que día a día estamos expuestos a muchas radiaciones ionizantes en el medio ambiente.
El debate sobre el impacto que causan estas radiaciones por el uso de tantos aparatos que las emiten, está abierto. Por ejemplo la incidencia de los móviles en la aparición de tumores cerebrales y en otras partes del cuerpo. Y aunque el SEOM declara que no hay investigaciones que avalen esta aseveración, lo cierto es que las radiaciones alteran el material genético y no se puede descartar esa posibilidad. Los expertos consideran que ha pasado poco tiempo para establecer criterios al respecto y potenciar más estudios para establecer la relación positiva o negativa.
No se han encontrado vínculos que relacionen los tumores cerebrales con ningún tipo de virus.
A causa de que hay tantas variedades en los tipos de tumores cerebrales y varían según el tipo y localización; también los síntomas son muy diversos. Suelen aparecer de manera brusca.
Los tumores cerebrales en general pueden empezar como crisis epilépticas. O pueden empezar con síntomas comunes a otras patologías, como por ejemplo dolores de cabeza, visión borrosa, cambios de estado de ánimo, vómitos, debilidad muscular, dificultad para deglutir, problemas de equilibrio, problemas para articular palabras, lentitud de pensamiento y falta de concentración, modificación del comportamiento, etc.
Luego, según la localización de los tumores cerebrales se pueden presentar síntomas más definidos:
Este tipo de tumores presentan parálisis facial o en las piernas o brazos. También incontinencia urinaria, trastornos del lenguaje, cambios de humor, falta de atención, etc.
Puede presentar síntomas tales como trastornos en los sentidos del oído, de la vista, del olfato, del gusto y del equilibrio. También trastornos del habla, de la memoria, trastornos emocionales, de conducta, etc.
En este tipo de tumores, priman los trastornos visuales, del lenguaje, o dificultad en el reconocimiento de objetos o partes del cuerpo.
En este tipo de tumores el síntoma más común, es la ceguera u otros trastornos visuales.
Primeramente debemos separar los tumores cerebrales en dos grandes grupos: Los primarios y los metastásicos.
En segundo lugar, se clasifican los tumores en función de la célula que los origina y del grado de agresividad del tumor siendo del grado I los tumores menos agresivos, hasta el grado IV que agrupa a los más agresivos.
El astrocitoma es un tipo de glioma que nace en los astrocitos; las principales y más numerosas células gliales (astroglía). Está formado por un grupo de tumores cerebrales con diferentes conductas biológicas: pilocíticos, difusos y anaplásicos.
Representa alrededor del 17% de todos los tumores cerebrales primarios. Aparece en edades entre los 50 y 60 años afectando más a hombres que a mujeres (60 – 40% respectivamente). Es altamente maligno e invade con rapidez el tejido cerebral. Generalmente cuándo se diagnostica, ya tiene un tamaño grande y está muy extendido, por eso, también los síntomas de este tumor son agresivos y son fuertes dolores de cabeza, vómitos, crisis epiléticas, trastornos mentales, etc. Su tratamiento consiste en quimioterapia alternada con radioterapia.
Es un tumor cerebral que se presenta en niños y representa el 1-2 % del total de los tumores cerebrales primarios y el 5-6% del total de todos los gliomas. Presenta un cuadro clínico en función de la ubicación y su tratamiento consiste en su extirpación seguido de radioterapia local.
Es de los tumores cerebrales primarios más frecuentes, apareciendo en el 30% de los diagnosticados. Está ubicado en las meninges. En su mayoría son tumores benignos y de crecimiento lento y si el meningioma está en una zona de fácil acceso, el tratamiento etándar es la cirugía. En el caso de que el meningioma fuera de grado III se recomienda el uso de radioterapia tras la cirugía.
El meduloblastoma es el tumor cerebral de comportamiento maligno más frecuente del SNC en pediatría. Su origen está en las células embrionarias y es poco frecuente en la edad adulta. Es de crecimiento muy rápido y su capacidad de extenderse es elevada. Sus síntomas son cefaleas matutinas progresivas, vómitos, vértigos y sensación de inestabilidad y el tratamiento para estos tumores cerebrales son terapia combinada de radioterapia y quimioterapia y dependiendo de su extensión, se aplicará cirugía.
Se trata de un tumor cerebral de crecimiento lento ubicado cerca de la hipófisis. Es de origen congénito, es benigno y poco frecuente (3-5% de los tumores cerebrales primarios). Proviene de restos embrionarios de la bosa de Rathke y aparece más en los la infancia y adolescencia tardía, aunque en algunos adultos también. El tratamiento estándar es el tratamiento quirúrgico.
Es un tipo de tumor poco frecuente. Representa entre el 1 y el 3% de todos los tumores cerebrales y la población de riesgo son los adultos jóvenes. El tratamiento protocolario es quimioterapia o una combinación de quimioterapia y radioterapia.
Gliomas agresivos, aunque no demasiado frecuentes. Se combinan dos tipos de tumores cerebrales: astrocitos y oligodedrocitos y su agresividad se clasifica igual que el resto, en grados en función del tipo de paciente y el grado será el tipo de tratamiento que recibirán. En el grado III es recomendable por parte de los oncólogos que el paciente se vea sometido a máxima cirugía y terapia química y radiológica. Si el grado es bajo, se recomienda la radioterapia.
Su inicio es en las células oligodendrocitos. Es un tumor muy poco frecuente y sus síntomas son las convulsiones. Se recomienda un tratamiento similar al tumor del tipo oligoastrocitoma .
La diagnosis de los tumores cerebrales se lleva a cabo por medio de varias pruebas combinadas, las cuales serán determinantes en establecer el tipo, grado y extensión del tumor.
Lo primero va ser una exploración física y de afectación neurológica: visión y movimiento de los ojos, el oído, reflejos, coordinación, etc. Lo segundo, serán pruebas que permitan conocer el grado, el tamaño, la extensión, el número de lesiones, la zona afectada, etc. Son pruebas que además, aportará información importantísima para el médico en cuanto a establecer síntomas. Las pruebas se realizan con TAC, la resonancia magnética, el PET, el Spect, la punción lumbar y la biopsia.
Hay tres opciones de tratamiento contra los tumores cerebrales:
Cirugía: En caso de que la zona en que está ubicado, será extirpación total o parcial del tumor, siendo la total o completa la que tiene mejores pronósticos.
Radioterapia: Es una terapia en la que se irradian partículas ionizadas contra las células tumorales, atacando al material genético del mismo y hay varias formas de radioterapia:
Quimioterapia: La quimioterapia es la administración de fármacos químicos vía oral, vía intravenosa, o local. Los compuestos se distribuyen a todo el cuerpo por medio de la corriente sanguínea y su misión es la de destruir las células cancerosas. Es un citotóxico que afecta también a las células sanas.
Cada 8 de junio se celebra el día internacional de los tumores cerebrales
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