¿Qué contiene realmente un cigarrillo?
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L&S.- Respecto al tabaco, la principal diferencia entre los puros y los cigarrillos, es la amplia comercialización de estos últimos. Eso hace que sean más elaborados. Además que se intervenga en lo que contiene un cigarrillo estándar. Hay que destacar que son muchas sustancias ajenas añadidas. En su fabricación, poco queda de la ancestral hoja del tabaco. Quizás sea la nicotina y pocas cosas más lo único que tengan en común un puro de buena calidad y un cigarrillo de las marcas que conocemos. No por eso queremos decir que fumar puros no sea la antesala de un cáncer de pulmón, oral u otro tipo de cáncer. Pero respondamos primeramente a la pregunta de qué contiene un cigarrillo.
Desde la hoja natural de tabaco hasta el cigarrillo estilizado que sacamos de la cajetilla, hay varios agentes que intervienen. Las marcas de cigarrillos que conocemos se fabrican bajo intereses comerciales rayanos en la obscenidad. Ellos están muy interesados en que sean adictivos y atractivos. Por eso son muchísimos aditivos que contiene un cigarrillo. Y más que irán agregándose para conseguir su finalidad, que es la de fidelizar al fumador y también la de atraer a nuevos adictos. Tanto que al escarbar un poco sobre esto, uno no puede más que cuestionarse dónde está el límite.
Estos son algunos de los elementos que contiene un cigarrillo:
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Nicotina y sus consecuencias:
En primer lugar diremos que es una molécula que se adentra en los pulmones. Lo hace principalmente en forma de partículas tóxicas y gases. Estos son absorbidos por la sangre llegando al cerebro en pocos segundos. El cerebro responde segregando dopamina. Si la dosis de nicotina se hace regular, el cuerpo la exige también de manera regular. Cuándo el organismo no la recibe, se produce el síndrome de abstinencia. Por otra parte, el sistema nervioso central se ve alterado y estimulado por la nicotina. No solamente por la nicotina, sino también por los demás aditivos que contiene un cigarrillo. Como consecuencia se eleva el ritmo cardiaco y se produce un mayor consumo de oxígeno.
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Alquitrán:
El alquitrán es lo que pone los dedos amarillos y mancha los dientes de un fumador. Es una mezcla de sustancias que produce el humo del cigarrillo. Esa misma sustancia se queda en los pulmones. El hecho de fumar una cajetilla o más al día, aunque los cigarrillos sean denominados ‹bajos en alquitrán›, hace que se acumule en los pulmones unos 500 gr de esta pegajosa sustancia al año. Es de hecho la principal responsable del cáncer de pulmón y la mayoría de lesiones pulmonares.
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Amoniaco:
El amonio o amoniaco se utiliza para potenciar la adicción de la nicotina. Fue la compañía Philip Morris la primera en incorporarlo en la fabricación de sus cigarrillos en los años 50.
El amoniaco que contiene un cigarrillo es para modificar la composición química de la nicotina. Hace que esta se absorba más rápido por el organismo, potenciando su efecto. Se puede decir que el amoniaco es el elemento que provoca que cada vez se necesite fumar más cantidad para calmar la adicción.
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Monóxido de carbono:
De la combustión de cualquier elemento se desprende monóxido de carbono. Es un gas venenoso producido al fumar; uno de los elementos que produce el cigarrillo y que puede ser mortal. En esta combustión, de hecho, es muy nocivo, porque no se trata de contaminación esporádica, sino continuada. Se inhala voluntariamente y con fuerza durante la combustión del mismo. Este gesto se repite constantemente cigarrillo tras cigarrillo, sumándose a los demás efectos nocivos.
Cuándo el monóxido de carbono se mezcla con los glóbulos rojos, se entorpece el transporte del oxígeno vital para sostener la vida. Puede llegar a reducirse en un 15% la capacidad de la sangre de transportarlo a las células.
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Gas cianhídrico:
El humo del tabaco que vemos en un cigarrillo se compone de una parte visible y otra que no se detecta a simple vista. Vemos menos de un 10% de lo que es en realidad.
Entre los gases que no se ven hay un gas venenoso denominado «gas cianhídrico». Este elemento contenido en un cigarrillo o que se produce en su combustión, también reduce la capacidad de la sangre de transportar oxígeno a las células.
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Nitrosamina:
Es otro gas de los que no se ven. Se relaciona con el cáncer de pulmón. Contiene sustancias capaces de producir daño celular y mutaciones genéticas; con la posible aparición de tumores malignos como consecuencia.
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Azúcar:
Representa aproximadamente un 3% del peso total del cigarrillo. Aunque parezca increíble, el azúcar es un elemento que contiene un cigarrillo y que se añade con dos propósitos. En primer lugar, para que el cigarrillo empiece a arder cuándo se enciende. En segundo lugar, dado que al quemarse el azúcar desprende acetaldehído, se consigue que la nicotina sea más adictiva todavía.
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Cacao:
Es un aditivo algo perverso. La ‹benigna› teobromina presente en el cacao actúa como un broncodilatador. En este caso se consigue un propósito muy perjudicial. Una respiración más profunda y por tanto, ‹caladas› con más humo y más nicotina.
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Piridina:
La piridina es un elemento que contiene un cigarrillo y que actúa como un depresor del sistema nervioso central. Calma los nervios y también acentúa el efecto adictivo del fumar.
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Chocolate y miel:
Añadidos perversos para que el cigarrillo no resulte amargo y su aroma sea más agradable.
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Menta:
El mentol presente en la menta adormece los tejidos de la garganta. El propósito es que el fumador no sienta el efecto irritante del humo. Es una manera de que la persona no rechace de manera natural el fumar.
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Regaliz:
Tal como ocurre con el agregado de chocolate y miel, el regaliz también cumple un papel cosmético. Actúa sobre el aroma que desprende. También es un elemento que contiene un cigarrillo el cual cumple un rol dirigido al consumo. Tal como ocurre con la teobromina del cacao, el regaliz dilata las vías respiratorias. Hace que el fumador aspire más y mejor el humo; por lo tanto, fuma más en una sola calada.
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Productos de relleno:
Entre los trozos pequeños de hoja de tabaco, el cigarrillo se rellena con deshechos de la planta. Como por ejemplo, los tallos y las cortezas. El relleno remojado en agua se impregna de los aromatizadores y demás productos que contiene un cigarrillo. Productos por otra parte que nada tienen que ver con el tabaco. Cuánto más relleno esté un cigarrillo, más aditivos químicos contiene. Además menos la cantidad de nicotina que aporta por unidad y antes encenderá otro. Eso no lo hace mejor. Lo hace más peligroso. Muchas de las personas que padecen de cáncer de pulmón, es debido a los aditivos químicos de los cigarrillos.
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Papel:
La cobertura de un cigarrillo se hace de diferentes tipos. Esta van a influir en la fuerza de sujeción del contenido. Se prefiere un papel poco poroso, ya que por los poros entra aire. Este diluye lo que entra en los pulmones, por lo que disminuirá la cantidad de nicotina y de alquitrán que se inhala por calada. Eso también es cuestión de estudio. Y lo peor es que los derivados de la combustión del papel darían para hacer otro artículo.
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Filtros:
Son de todo lo que contiene un cigarrillo, un componente bastante engañoso. Se supone que filtran el humo para que retenga alquitrán y nicotina. Para que llegue menor cantidad de tóxicos a los pulmones. Pero nada más lejos. Los filtros lo que hacen realmente, es enfriar el humo; y por tanto éste será más fácil de inhalar.
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Otros:
Contiene sustancias que se encargan de que un cigarrillo no se apague cuándo se deja en el cenicero. Otras de que no irriten la lengua y la garganta del fumador. Además, hay elementos que se ocupan de enmascarar el olor de la combustión de los ‹añadidos› químicos. Podemos también sumar por si fueran pocos los citados, óxido nitroso; cianuro de hidrógeno; mercurio; trazas de metales tóxicos como por ejemplo níquel, plomo, cadmio, cromo, arsénico y selenio.
Fuente sanitas.es