L&S.- En esta ocasión, hablaremos del azafrán , pero antes de pasar a explicar el porqué es un buen adelgazante natural sería muy interesante aprender a deducir si lo comemos realmente por hambre u obedecemos a impulsos que tienen su origen en el placer, el capricho, o simplemente es una conducta automática ante un alimento que tenemos delante; porque la gran mayoría de veces, obedecemos a nuestros deseos más primarios cuándo respondemos prestos a un bocado. Atacamos a la nevera, o estiramos la mano en la mesa, porque el alimento está ahí y es “apetecible”. Esas son conductas que pasan factura a lo largo de la vida en nuestra salud. Es nuestra responsabilidad el cambiarlas.
Hambre y apetito
Contenidos
El hambre se produce por la acción de determinados cambios bioquímicos y es una protección vital del ser humano a fin de preservar la vida, ya que sin la sensación de hambre, podríamos morir. Se puede decir que nos nutrimos por hambre, pero decidimos qué comer por apetito. Entre el concepto del hambre y el apetito, hay matices que no siempre tomamos en cuenta. Es muy interesante conocerlos.
El apetito (a diferencia del hambre), abarca factores más del campo emocional, cultural, cubre sensaciones de placer, de estado de ánimo, etc. Incluye intencionalidad. Mientras que el hambre es involuntario y un impulso primario. Sobre el concepto ‹apetito› se podría hablar mucho, pero nos vamos a centrar en el hecho de que es el responsable del tremendo sentimiento de ansiedad por comer. El tan conocido ‹picoteo›, que obedece más a problemas emocionales, que a carencias nutricionales.
Adelgazar y los estudios
Estos motivos son los que hacen del adelgazar un asunto que se estudia cada vez con más cuidado y se incluyen nuevos conceptos en los tratamientos, como conceptos emocionales, nutricionales, hormonales, de conducta, hábitos, comportamiento, de tipos de trabajo, etc. Cada día aparecen más estudios y se personaliza más el cómo adelgazar, y sobre todo como adelgazar con salud; y salen nuevos tratamientos. Bajar de peso no es cuestión de restar calorías y sumar esfuerzo. Es también cuestión de ayudar al cuerpo a que gestione bien esas calorías y no las almacene en forma de depósitos de grasa y frente a ese reto, cada persona es un mundo.
La leptina – Hormona de la saciedad
La leptina es la hormona que suprime el apetito actuando sobre el cerebro provocando sensación de haber terminado de comer, o de estar saciados y como consecuencia, se come menos en las comidas y entre horas no se tiene la involuntaria necesidad de ‹picotear› alimentos, que por desgracia, siempre son calóricos, porque frente a la ansiedad por la comida, nadie se levanta a coger una zanahoria, o una rama de apio de la nevera. Los ojos se van directamente a un rico lácteo, un trozo de queso, sobras de una pizza.
La hormona leptina es la responsable de evitar ese gran problema. Hace de freno ante el impulso sostenedor de la vida de comer y comer, porque si no tuviéramos la sensación de saciedad, también moriríamos hartos de alimentos. El problema viene con las costumbres de la sociedad moderna en la que escasea el ejercicio y las comidas son de baja calidad nutricional y altos contenidos en toxinas de todo tipo: químicas, bacterianas, metales pesados, etc. Eso también lo van reflejando nuestras mascotas que al contrario de los animales salvajes, engordan más de lo normal.
Con dichas costumbres «modernas», la leptina no hace bien su papel y engordamos y como consecuencia hacemos dietas, y tras las dietas viene el efecto rebote, engordando poco después dos, o tres kilos más de los que ya nos sobraban, perpetuando y agravando el problema.
Azafrán – Un saciador natural
El extracto de azafrán (Saffron Extract anunciado en televisión por el Dr. Oz) resulta en el saciador idóneo para personas obesas. Es una enorme ayuda. Controla el hambre y también el apetito (que como hemos dicho, no son lo mismo).
Cuándo los niveles de leptina presentes en el cuerpo son incapaces de hacer de forma eficiente su trabajo, necesitamos ayuda para elevarlos. Necesitamos algún elemento que imite el trabajo de esa hormona controladora de la necesidad o impulso de comer. El azafrán cumple de manera eficaz ese papel, porque:
- Disminuye la sensación de hambre
- Reduce la necesidad de caprichos
- Eleva los niveles cerebrales de serotonina. Esto previene la compulsión por comer
Utilizando el azafrán, se consigue no sólo adelgazar. Se consigue también algo mucho más importante si cabe. A saber: mantenerse en el peso. Esto es porque el azafrán nos mantiene a raya en cuánto a lo que hagamos después de esa pérdida de peso.
Las dietas deberían ser puntuales en el tiempo y no un vivir constantemente en pos de la «dieta de moda», o top dietas. Con el azafrán, combinado con quemagrasas como la garcinia cambogia y el café verde, se consigue. Además, se consigue mantener ‹la boca cerrada› sin ataques constantes a la nevera poco después de haber comido. Esto es porque no nos acordamos de la comida, sino, hasta que es necesario. A sus horas. Y lo más importante: con menos ganas de comer y saciándonos antes.
Ayúdate con algún suplemento suplementos para controlar el peso:
El Gummi Gutta indú o garcinia cambogia, el café verde descafeinado, la raspberry ketone son de los más efectivos productos quemagrasas. Tienen el plus de controlar la ansiedad por las comidas a deshoras y el «asalto a la nevera» que tanto nos desespera.
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