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L&S.- Hoy en día se habla mucho de alimentos como zumos; batidos; papillas; galletas; cereales; caramelos, etc. que están enriquecidos con vitaminas. Sobre todo A, C, E, y algunos minerales. Parece que todo tiende a ser enriquecido. Los spots publicitarios lo dicen con tal naturalidad que parece que sea la única fuente de estos nutrientes. Hablan de que son «antioxidantes» o de que luchan contra los «radicales libres»… pero, ¿qué son antioxidantes, radicales libres y oxidación?
Los antioxidantes son elementos presentes en la mayoría de los alimentos vegetales (vitaminas, minerales, colorantes naturales y otros compuestos); y su mayor virtud es que bloquean el efecto perjudicial de los radicales libres. Por eso resulta tan beneficioso el incluir frutas, verduras, hortalizas y cereales en la dieta.
Los radicales libres son el producto resultante de la oxidación celular. Pero ¿cómo nos oxidamos?
De más está decir que necesitamos del oxígeno para
Por otro lado, este elemento es el responsable de la oxidación celular. Como consecuencia del uso del oxígeno se producen unas moléculas llamadas «radicales libres» (RL); los cuales si bien es cierto que son necesarios, una cantidad incontrolada ocasiona efectos nocivos para la salud; pues son capaces de alterar el ADN de las células, las proteínas y los lípidos (grasas). Esto causa daño a la membrana celular y puede llegar a provocar la muerte de dicha célula; o alteraciones que derivan en cáncer.
En nuestro cuerpo existen células que están en constante renovación (la piel, los intestinos, etc.). Hay otras células que no se renuevan jamás; como las neuronas, las células del hígado, etc.). Con los años, los radicales libres pueden producir alteraciones de forma genética en las células que están en proceso de constante cambio; aumentando el riesgo de padecer enfermedades degenerativas como cáncer. También pueden reducir la funcionalidad de las células que no se renuevan, causando el deterioro propio de la edad y del envejecimiento.
Hay hábitos de nuestra vida que oxidan. Practicar ejercicios físicos intensos; consumir dietas ricas en grasas; sobreexposición a radiaciones solares; exposición a la polución ambiental (entre otros). Todos factores que aumentan la producción en nuestro cuerpo de radicales libres.
Una cantidad controlada de estos radicales libres es beneficiosa para el organismo. Por eso los genera el cuerpo; sobre todo por el papel que éstos desempeñan dentro del sistema inmunológico. Son capaces de eliminar microorganismos patógenos y de mantener en buen estado a las células. Sin embargo y por una cuestión meramente eléctrica, se vuelven tremendamente inestables; por lo que los radicales libres deben estar en cantidades controladas por medio de la protección de los antioxidantes; ya que los antioxidantes son sustancias que liberan electrones en la sangre. Estos son captados por los radicales libres y se vuelven así moléculas estables.
Cuándo aumenta en el organismo el número de radicales libres y estos se inestabilizan, el resultado puede ser muy negativo puesto que los radicales libres alteran el ADN de la célula, impidiendo su renovación o alterando su funcionamiento normal. Tanto así, que se relaciona la existencia de una alta cantidad de estas moléculas y ciertas enfermedades de carácter degenerativo como cáncer; SIDA; depresiones; ansiedad nerviosa; enfermedades del aparato circulatorio; enfermedades autoinmunes; envejecimiento precoz; etc.
Es mucho lo que se está avanzando en los últimos años en el estudio sobre los antioxidantes. Sobre todo en el rol que tienen en el buen funcionamiento de nuestros órganos y funciones vitales; así como su incidencia en patologías cardiovasculares; numerosos tipos de cáncer; en el SIDA; en patologías propias del envejecimiento como cataratas; alteraciones del sistema nervioso; etc.
Los estudios de los antioxidantes se centran principalmente en la vitamina C, la vitamina E, los betacarotenos, los flavonoides, el selenio y el zinc.
Hoy en día está suficientemente demostrada la relación que existe entre los antioxidantes y las enfermedades tanto cardiovasculares, como cerebrovasculares. También hay demostración científica de que los radicales libres pueden modificar la acción del colesterol malo (LDL) y a su vez, esto puede ser el génesis y desarrollo de la arterioesclerosis (el engrosamiento y dureza anormales de las cubiertas internas de los vasos sanguíneos por motivo de que hay depósitos de material graso que impide la libre circulación de la sangre).
Los antioxidantes bloquean estos radicales libres que modifican el colesterol, reduciendo también los riesgos de desarrollar la enfermedad. De la misma manera, niveles bajos de antioxidantes puede constituir un factor de riesgo para ciertos tipos de cáncer, sobre todo cuando existe una predisposición genética.
No. Por muchos antioxidantes que tomemos, el ser humano envejece y muere; pero los antioxidantes consiguen disminuir ciertas patologías (incluso curarlas) y también consiguen modificar la calidad de vida y llegar a la vejez mucho más sanos y vitales.
Otra cosa a tomar en cuenta es que suplementar con altas dosis de preparados antioxidantes sintetizados que no provienen de fuentes orgánicas podría ser contraproducente. A pesar de que cada día se sabe más acerca de sus beneficios para la salud, se debe promocionar que la fuente sea mediante alimentos que los contengan; ya que se desconoce el efecto que puedan tener en el organismo si existe un suplemento de forma masiva con antioxidantes de laboratorio.
Para evitar un déficit o un exceso de antioxidantes lo mejor es seguir una dieta equilibrada en la que abunden los vegetales, las frutas cereales, los frutos secos y las bayas rojas y no abusar de alimento o suplementos enriquecidos con antioxidantes.
Para evitar la aparición de los radicales libres tenemos que tener en consideración algunos factores:
Los radicales libres someten a una agresión constante al organismo y ante la agresión de estas moléculas, además de evitar estar expuestos a los factores externos que las desencadenan, debemos ser muy conscientes de que nuestra alimentación juega un papel importante en mantener nuestras células lo más libres posible de los factores desencadenante. Es absolutamente imprescindible que se adopte una alimentación rica en nutrientes vegetales capaces de neutralizar los efectos nocivos de los radicales libres como puede ser el compuesto orgánico liberador de células madre adultas y que contiene los micronutrientes antioxidantes y que entre ellos producen además una perfecta sinergia.
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