L&S.- Los «muy cafeteros» disfrutan de un buen café expreso. Sea hecho en cafetería, con una cafetera italiana o provenga de cápsulas de aluminio. Un café fuerte que por supuesto si se compara con el café de goteo (por infusión) hay una gran diferencia. El cuerpo o textura; el aroma; el color e incluso el aporte de cafeína son más intensos. Hay que resaltar que al tiempo que aumentan esas buscadas características, aumenta también el contenido en furanos.
¿Qué son los furanos?
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Tanto los furanos como la acrilamida son tóxicos alimentarios potencialmente cancerígenos. Son productos resultantes del sometimiento de algunos alimentos a altas temperaturas a la hora de cocinarlos. Por ejemplo: asado, fritura y horneado. Estas son las principales formas de cocinar a altas temperaturas. Vea «Reacción de Maillard».
Uno de dichos alimentos es el café. Es sometido a tostado intenso para conseguir su delicioso sabor. Y en el caso del café torrefacto estos es más acuciado ya que se produce en el tostado, también el quemado de azúcar. El azúcar quemado es lo que le da cuerpo, color oscuro y amargor. Es de hecho la forma de elaborar el café para consumo la que determina mayor o menor cantidad de furanos. El café expreso y el de cápsulas por ejemplo son los que más los desprenden. Y ni qué decir tiene que ambas son las maneras más populares de tomarlo.
Sobre este elemento tóxico se han llevado a cabo sendos estudios en animales de laboratorio. Estos revelaron que los furanos son cancerígenos. Es una mala noticia, pero peor aun es saber que el cuerpo no tiene tiempo de desecharlos. Son una constante en nuestra dieta. Es algo muy preocupante. Es el producto resultante natural de una característica organoléptica deseable; aunque podríamos reducir considerablemente su consumo.
Alimentos que aportan furanos?
No son pocos los alimentos que los aportan y que ni siquiera lo sabemos. Según un estudio de la Comisión Europea hay más de 4000 productos alimentarios contaminantes. Hay alimentos que producen furanos en nuestro propio proceso de preparación y los hay que ya los compramos así.
- Productos en conserva.
- Tarros en conserva con alimentos para calentar.
- Alimentos infantiles.
- Platos precocinados que sólo se calientan.
- Pizzas llevadas a domicilio.
- Zumos.
- Snacks tostados.
- Frutos secos tostados.
- Café frío que viene ya preparado.
- Alimentos ahumados. Por ejemplo carnes, pescados, embutidos, etc.
- Carnes y pescados dorados.
- Pan tostado.
- Salsas.
- Sopas.
- Alimentos caramelizados.
- Etc.
¿Qué daño causan?
No hay datos exactos. Todavía es necesario estudiar más acerca de este asunto. Sin embargo con las evaluaciones realizadas a día de hoy la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) tiene sus conclusiones. la autoridad concluye que la exposición a la que estamos sometidos como consumidores a este tóxico podría ser causa a largo plazo de daño hepático.
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Evitémoslos
Lo furanos están muy relacionados con el paladar de los alimentos. Para reducirlos habría que cambiar ciertas prácticas de elaboración y quizás reducir mucho algunos que nos gustan. Por ejemplo:
Comidas recalentadas: calentar al baño maría y no someter nuevamente a calor el alimento.
Café: tomarlo recién hecho. El hecho de recalentar un café eleva la cantidad de furanos. Además si puede ser, no tome café de cafeteras italianas, expreso o de cápsulas. Si le gusta el café, tómelo preferiblemente tipo melita o café de filtro.
Tostadas: dependiendo del tiempo o intensidad de calor con el que se hacen. Eso marcará una gran diferencia. Cuánto más tostadas, mayor cantidad de tóxicos.
Para el europeo adulto, el café representa entre el 75 y el 97% del total de furanos que consume. De hecho es el alimento que más contribuye a la exposición humana al tóxico. Se estima que la media está entre 600 y 4.000 mg por kilo. Sin embargo, para la población infantil europea, son los cereales del desayuno y las papillas. Significan entre el 65 y el 40% de la ingesta total. Cifra que se teme que ha ido subiendo.
Productos químicos a los que nos exponemos
Según declara la OMS (Organización Mundial para la Salud), la contaminación mediante químicos ya es un problema de orden mundial en la salud pública. Primeramente porque dicha contaminación puede provenir de varias fuentes y no todas son de hecho, controlables. Por ejemplo metales pesados; xenoestrógenos; ionización del aire y estancias; productos químicos, etc. También provienen de fuentes que en mayor o menor escala podemos controlar. Algunos son por ejemplo: tratamientos con fármacos; electropolución; productos resultantes de la elaboración de alimentos, como lo son los furanos y la acrilamida, etc.
Algo que puede ser clave en el que sean controlables, es la cultura alimentaria. No está de más, saber cómo funciona el cuerpo y qué cosas no le son «naturales» y por tanto son tóxicas; y saber evitarlas.
Muchos de estos productos nocivos están directamente relacionados con el origen de enfermedades serias. Cáncer; problemas cardiovasculares; enfermedades autoinmunes; problemas del sistema nervioso; defectos congénitos; y muchas de las llamadas «enfermedades idiopáticas».
Grandes desintoxicadores. Las Savias de Tongil: