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L&S.- Las personas se van haciendo más conscientes de que los alimentos que hay en el mercado se han ido desnaturalizando. El propósito es de conseguir producciones más rentables, dejando un producto final de dudoso beneficio para la salud. Por ese motivo hay personas que a buscar que tienden a buscar que los alimentos sean lo más ancestrales posible. Lo más parecidos a lo que la naturaleza brinda sin la intervención de la mano del hombre. Aunque la realidad es que lo natural, paradójicamente es mucho más caro que lo industrializado. Eso hace que surjan frenos entre los consumidores.
En el etiquetado de los alimentos naturales leemos «producto ecológico»; «producto orgánico» o «producto Bio». Nos confunde tanta denominación. La falta de capacidad por parte de los fabricantes a la hora de transmitir esos conceptos hace que sea aún más complicado saber bien qué comprar. Resultan conceptos confusos, abiertos y poco concretos.
Hay controversia en la terminología usada en las etiquetas para describir un producto alimentario. Ecológico (Eco), Biológico (Bio) y Orgánico (Org). Dicha controversia no debería existir, ya que en todos los casos, se pretende describir el origen del propio producto. Tambien de resaltar el hecho de que se trata de un alimento libre de elementos dañinos, tanto para la salud de quién lo ingiere, como para el medio ambiente.
Son términos que añaden transparencia y seguridad. Para lucir esa denominación ha sido necesario cumplir con todos los protocolos que exige la normativa vigente. Todos y cada uno de los productos que lleven en su etiqueta el logotipo (sea español, o sea europeo), provienen de una fuente natural, sin contaminación, sin uso de sustancias químicas, tales como metales pesados, pesticidas, herbicidas, abonos, sin intervención y modificación genética (transgénicos), etc.
La denominación es válida, tanto en el caso de la ganadería, como de los vegetales. En el caso de ganadería, también garantiza que son razas autóctonas. Alimentadas de manera ancestral. Con alimentos ecológicos y sostenibles. Y al igual que en los vegetales, sin que existan las manipulaciones genéticas de las razas.
Se puede decir, que las diferencias entre Ecológico, Biológico y Orgánico, son solamente matices semánticos y no cualitativos.
Además del sello de ecológico como ya hemos resaltado antes; en los tres casos son términos que resultan sinónimos; aunque luzcan con diferentes logotipos. Está el logotipo de Bio, el de Ecológico y también el de Orgánico. A todas luces estos logotipos marcan una diferencia. Si bien, la legislación vigente no. Son los propios productores los que han procurado diferenciarlos. Ellos se centran en el análisis de cada una de las palabras. Las diferencias realmente no serían más que matices:
Para conseguir una certificación de cultivo ecológico, se toma en cuenta la calidad de la tierra. También el tipo de agua de riego. Además, como ya mencionamos, se analiza el tipo de abono que se va a utilizar. Se debe dejar claro como se controlarán las plagas; cómo va a ser la recolección; como se va a conservar el producto una vez recolectado, etc. Son todos factores que tienen una influencia directa sobre la composición y las cualidades organolépticas. Además, también afectará a la calidad nutricional que los alimentos aportarán a nuestra dieta.
Otra cosa importante por la que debe velar, es el que los frutos deben madurar a su ritmo. El terreno ha de ser abonado con materiales orgánicos. Suelen utilizarse los residuos de plantas o el estiércol de animal y el compost. Quedan totalmente prohibidos los abonos nitrogenados. También queda prohibida la quema de rastrojos por protección del suelo. Se evita la sobreexplotación. Y también se protege al máximo la calidad de la tierra para futuros cultivos.
Un alimento ecológico excluye en su producción fertilizantes, herbicidas y plaguicidas. También excluye el uso de antibióticos. No se admite en el proceso ni sustancias, ni organismos que modifiquen genéticamente. Tampoco que agregue aditivos, colorantes o conservantes artificiales. El resultado final, es un alimento libre de residuos químicos, metales pesados, radiaciones, etc. Tendrá las cualidades originales del producto madurado a su tiempo. Es el producto ancestral.
Curiosamente España, a pesar de ser uno de los mayores productores de alimentos ecológicos, también es uno de los que se consume menos cantidad de ellos. Cuesta que se implante la cultura de lo «Eco» o ecológico. Quizás sea por desconocimiento. O por un asunto puramente económico. Siempre son algo más caros que los productos industrializados.
Aunque desde 1989 la agricultura ecológica española está regulada, se aplica también la normativa europea. Los productos ecológicos lucen en su etiqueta de manera obligatoria el distintivo de la UE. También el de su comunidad Autónoma. En ella se deja patente el origen de la procedencia de sus ingredientes. En el caso de que sean alimentos procesados, la etiqueta certifica que al menos un 95% de sus ingredientes son de procedencia ecológica. Son productos continuamente sometidos a inspección para asegurar que se cumplen los requisitos.
Los términos Orgánico (Org), Ecológico (Eco), o biológico (Bio) son sinónimos. Se admite en España que aparezcan en la etiqueta los términos Biológico y Ecológico. Sin embargo está totalmente prohibido que se utilice los términos Bio, Eco, Orgánico y Biodinámico sin estar en posesión de una certificación oficial.
En esto hay matices para todos los productos. Por ejemplo, vamos a hablar del vino. No se debe hablar de vinos ecológicos, sino de vinos procedentes de agricultura ecológica. Para cumplir con la veracidad del término «vino ecológico» se debe ser consecuente con lo que significa. No sólo la uva debe ser ecológica, sino también el envase, la etiqueta, el corcho, la conservación y envasado. Además, también debe ser fabricado sin antisépticos y sin nada que tenga efectos negativos sobre la salud o el medio ambiente. Vino ecológico significaría que todo, incluso la caja del embalado debería ser ecológico.
Sí. Numerosos estudios demuestran que los alimentos ecológicos contienen hasta un 30% menos de agua. Ese volumen lo ocupan los nutrientes. Nutrientes lógicamente de mucha más calidad. Los alimentos ecológicos contienen más vitaminas. También más minerales, más antioxidantes, más ácidos grasos poliinsaturados. Además tienen más proteínas, más oligoelementos, etc. Y lo mejor de todo es que no aportan elementos tóxicos al cuerpo y por tanto menos metales pesados y menos nitratos.
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