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L&S.- El estrés oxidativo es un estado bioquímico del cuerpo. Se origina en el desequilibrio entre dos condiciones sistémicas. Una de ellas es la producción de especies reactivas del oxígeno. La otra es la capacidad natural del cuerpo para detoxificar con rapidez. Tiene que deshacerse de los productos intermedios residuales o radicales libres.
El estrés oxidativo es la incapacidad de reparar con premura el daño resultante de dicho desequilibrio.
Está relacionado con varias enfermedades. Puede ser origen por ejemplo de algunos tipos de cáncer. También de otras enfermedades, como pueden ser: enfermedades cardiovasculares; obesidad; diabetes; enfermedad de Alzheimer; enfermedades oculares; lupus; aterosclerosis; la enfermedad de Parkinson; encefalopatía miálgica; sensibilidad química múltiple; la periodontitis, varicocele; y otras muchas dolencias comunes. Además, por supuesto también del envejecimiento prematuro. Todo esto habría se habría podido prevenir con un apropiado equilibrio del estrés oxidativo. Algo que se puede conseguir
El proceso de oxidación es natural. Podemos compararlo con lo que ocurre cuándo una manzana partida se expone al aire. Esta, al entrar en contacto con el oxígeno, necesariamente se oxida. Primero se vuelve de color marrón. Después, de color marrón muy oscuro y posteriormente se empieza a descomponer. Se descompone mucho antes que si está enterea y en un lugar cerrado.
Ciertamente, para sostener la vida el ser humano necesita respirar. Cada vez que lo hacemos, un 20% de lo que inhalamos en la respiración es oxígeno. Es de hecho, una molécula esencial para sostener la vida. El oxígeno pasa primero desde el aire que respiramos a los glóbulos rojos de la sangre a través de los pulmones. Después es transportado a cada una de las células que componen los tejidos del cuerpo.
El oxígeno proporciona vitalidad y energía a las células. Esto hace que puedan funcionar bien. Se puede decir que la oxidación es un proceso útil, sin el cual no podría ser posible la vida. Sin embargo, a su paso va dejando radicales libres en las células. Estos no son malos en cantidades equilibradas. Estas especies reactivas del oxígeno pueden resultar muy beneficiosas. Son de hecho, utilizados por el sistema inmunitario como una herramienta para atacar y matar a los patógenos. Las especies reactivas del oxígeno son también utilizadas en la señalización celular. Esta se denomina «señalización redox».
El problema siempre está en el desequilibrio. En un principio, estos radicales libres son beneficioso. Son átomos que tienen como característica un número impar de electrones. Es decir, tienen un electrón libre. Este hecho les confiere el poder de atrapar desechos metabólicos. El verdadero problema surge cuando esto mismo sucede en proporciones elevadas. Los radicales libres producen daño en las células. Empiezan a desequilibrarlas en su afán por atrapar el electrón que les falta. Evitar la proliferación desordenada de radicales libres depende de cada uno de nosotros. Se deben consumir cantidades elevadas de alimentos ricos en antioxidantes. Estos invalidan a los radicales libres, reduciendo el daño que puedan causar a las células.
Si respiramos, tenemos oxidación. Respiramos oxígeno y como resultados nos oxidamos. La oxidación es inherente a la vida. El problema es el estrés oxidativo.
Como hemos dicho en el párrafo anterior, el estrés oxidativo es una consecuencia de que algo se está haciendo mal. Es un problema que sucede cuando existe un desequilibrio celular. Esto puede ser debido a un aumento en la cantidad de radicales libres. Puede ser también una clara disminución en el aporte de antioxidantes a las células. Este desequilibrio en la proporción radicales libres/antioxidantes puede dañar seriamente nuestros tejidos.
Endógenas. Son las que produce el propio organismo como resultado de estar vivo. Es producto de realizar fvunciones vitales, como por ejemplo la respiración mitocondrial, la activación de polimorfonucleares, el metabolismo de ácido araquiodónico, las acciones enzimáticas entre otros.
Exógenas. Son las producidas por factores externos. Por ejemplo: contaminación ambiental; obesidad; sedentarismo; hábitos tóxicos; estrés prolongado; desconocimiento nutricional; exposición indebida al sol o a diversas enfermedades como la diabetes; artritis; enfermedad de Crohn; SIDA o daños sobre el sistema nervioso central; cáncer; hepatitis A, B y C; insuficiencia renal crónica; asma; enfermedades cardiovasculares y daño por isquemia-reperfusión.
Se ha demostrado científicamente que la presencia de este tipo de estrés oxidativo es origen de más de 250 enfermedades.
Hay mucho por hacer de parte nuestra para la conservación de la salud. Una de ellas es el elevar de forma significativa la cantidad de antioxidantes a través de la dieta.
Todavía hay mucho que aprender sobre cómo lograr un equilibrio apropiado entre el estrés oxidativo y los niveles de antioxidantes. Es algo que cuándo está ocurriendo no podemos percibir. No hay una alarma que nos indique que nos faltan antioxidantes. La primera advertencia, puede ser cuándo ocurre una condición médica.
Existen numerosos estudios que dejan patente una clara relación de ejercicios físicos y el estrés oxidativo. El ejercicio físico es fuente natural de radicales libres de oxígeno, los cuales participan directamente en el daño producido a diferentes tejidos corporales.
Cuándo el propio cuerpo no es capaz de contrarrestar esta invasión de radicales libres con los mecanismos naturales de defensa, que son la vitamina E y la vitamina C y la fabricación de radicales libres excede a la capacidad del cuerpo de neutralizarlos con antioxidantes, ocurre un desequilibrio que provoca el estrés oxidativo y posterior daño celular. Con esto podemos deducir que tanto la intensidad, como la duración del ejercicio físico, son factores muy importantes en relacionados con la producción de dichos radicales libres.
Se han realizado estudios para medir los niveles de MDA (malondialdehido, marcador de estrés oxidativo) en personas frente al esfuerzo del deporte y se concluye que no es tan determinante el tiempo de esfuerzo, si no, más bien su intensidad. Esta última será la que determine el grado de estrés oxidativo en cada individuo después de cada prueba.
Una excelente manera de evitar el estrés oxidativo, son los magníficos complementos activadores de células madre adultas. Obviamente, deben ser a base de AFA, que es el alga adel que se elabora el genuino activador de células madre adultas.
Suplemento que consigue una liberación alta de células no especializadas. Puede ver los 3 productos que actúan en sinergia:
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cUALES SON LOS RIESGOS DE TOMar los suplementos
Saludos
Muy buen artículo, pero los remedios que se mencionan ya no son el mejor remedio para combatir la oxidación celular. Existe un suplemento que no es vitamina, sino un activador del Nrf2. Al activar el Nrf2 que está dentro de cada célula ella misma empieza a producir los antioxidantes naturales del cuerpo. Según los estudios científicos aumenta el Glutation un 300% además de aumentar los niveles de superoxido dimutasa y Catalasa.
El Nrf2 desata enzimas antioxidantes de gran alcance para proteger a las células. No existe nada mas poderoso.
Buen aporte. Algo muy parecido ocurre con SE2 https://tiendaonline.lineaysalud.com/es/salud-y-juventud/10007-se2-stemenhance-stemtech.html