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L&S.- Se denominan «metales pesados» o «metales tóxicos» a aquellos elementos químicos que poseen un peso atómico (podemos verlo en la tabla periódica) comprendido entre 63.55 (Cu) y 200.59 (Hg), y que presentan un peso específico superior a 4 (g/cm3).
Su densidad es muy elevada y son contaminantes y pueden ser peligrosos para la salud humana y el medio ambiente. Están presentes en la nutrición humana, en el aire que se respira y en diversos aspectos vitales, representando una constante amenaza para la salud de nuestro organismo. Otro nombre con el que se designa a los metales pesados es «“elementos tóxicos».
Cabe destacar que en esta categoría entran prácticamente todos los elementos metálicos de interés económico, por tanto, de interés minero.
Lo que hace que resulten tóxicos o se conviertan en “metales pesados” a estos metales no son en general sus
No olvidemos que los seres vivos “necesitan” la mayoría de estos elementos (en pequeñas concentraciones) para el buen funcionamiento de sus funciones celulares (véase el artículo “Oligoelementos”). Tenemos ejemplos de metales que los organismos vivos necesitan que incluyen el cobalto, el cobre, el hierro, el manganeso, el molibdeno, el vanadio, el estroncio, y el zinc. En el caso del hierro, es un elemento vital para la formación de glóbulos rojos.
La exposición de las personas a los metales tóxicos es por diferentes vías. Cada día se dispersan en el aire que respiramos y se posan sobre la piel y tierra partículas potencialmente perjudiciales (no olvidemos que la piel es un aparato digestivo externo). Algunos de estas partículas, dependiendo de su concentración, o niveles de exposición, pueden llegar a ser cancerígenas.
En actividades como la agrícola, la ganadera, la minera,la industrial o fenómenos como puede ser el tráfico (entre otros factores) se designan como productores de metales pesados o metales tóxicos. Estos metales pesados pasan a la cadena alimentaria, siendo la alimentación una de las principales causas de que en nuestro organismo esté expuesto a ellos. Los alimentos que ingerimos en la dieta diaria suelen contener metales tóxicos, ya sea de forma natural, o en forma de contaminante y de ello las personas ya van siendo conscientes, por ejemplo de que el pescado o sus derivados contienen estos metales s a causa de la contaminación de los mares.
Lo mismo ocurre con la agricultura. Los insecticidas y pesticidas con los que se fumigan los cultivos contienen estos contaminantes y los alimentos procedentes de cultivos locales plantados en tierras contaminadas, también transportan a través de la savia de la planta los metales tóxicospesados al fruto o vegetal, e incluso la transportan a la carne de animales que se alimentan de dichos vegetales o frutos. Las plantas cultivadas en terrenos contaminados, son llamadas “transportadoras de metales pesados”.
Otra vía de que pasen los metales tóxicos a las personas, animales, o plantas es el agua, tanto la de regadío como el agua potable. Digamos que el agua potable (en general) es uno de los “transportadores de metales pesados” más generalizados. El agua puede contaminarnos, tanto al beberla, como al contacto con la piel al ducharse, bañarse, etc.
La atmósfera es un contenedor de estos tóxicos. ¿Ha oído hablar de la “lluvia ácida”? es ni más ni menos que metales pesados contenidos en la atmósfera que se precipitan cuándo llueve, a veces arrasando cosechas por la gran contaminación de metales venenosos que contiene.
Sin ir tan lejos, el aire que normalmente respiramos está contaminado por la industria, los aerosoles que utilizamos, los incendios forestales, el humo de las chimeneas, el gas de la combustión de los vehículos, y un largo etcétera. Los metales tóxicos producidos por todo lo que hemos enumerado se acumulan en el aire y permanecen en forma de partículas que respiramos, o introducimos al cuerpo de forma dérmica o caen al suelo, al agua, a la flora y por lo tanto a la cadena alimentaria hasta llegar al organismo de las personas.
El riesgo que conllevan los metales tóxicos radica principalmente en el nivel de exposición a ellos. Eso es lo que los convierte en tóxicos, por lo que se pueden considerar metales pesados la mayoría de los elementos presentes en la tabla periódica (según peso molecular), aunque algunos de ellos son esenciales para la vida en pequeñísimas cantidades.
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Excelente muy bueno