Alcohol y fiesta – Un combiando letal
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L&S.- Ya es muy común escuchar en las noticias informes sobre jóvenes intoxicados por combinar alcohol y fiesta; y no resulta raro ver que hasta los niños conocen el significado del término «coma etílico» o «intoxicación etílica» y hablan de ello sin pudor. Ya no crea alarma social el hecho que existan zonas en nuestras ciudades «tomadas» por centernares de jóvenes; los cuales tras una noche de excesos dejan un basural de cristales, vasos de plástico y vómitos tras el «botellón».
Según estudios, el promedio de alcohol que consumen nuestros jóvenes cuándo se junta alcohol y fiesta, es rayano a los límites de lo que se consideran peligrosos para la salud; con el agravante de que este consumo se centra casi exclusivamente en los fines de semana. Además, se lleva a cabo de una manera compulsiva y muy rápidamente; y la calidad del alcohol que beben es muy baja.
El papel que juega la familia
Ellos mismos en sus reflexiones muestran su desorientación ante la falta de regulación familiar y social que perciben. Sienten una marcada ausencia de referencias externas que les permitan establecer sus propios límites en su conducta personal. Cuándo se les oye hablar de alcohol y fiesta, sólo cabe preguntar… ¿Qué está sucediendo con los jóvenes de nuestra Comunidad?
En este artículo tenemos una entrevista realizada por un joven periodista colaborador de Línea y Salud: José Manuel (Joma) Peñalver a un chico de su entorno. Le llamaremos Óscar. Óscar tiene 25 años. Estudia veterinaria y podría ser el hijo de cualquiera de nosotros. Óscar responde sobre su propia experiencia como joven acerca del la combinación de alcohol y fiesta. Veamos el resultado:
Joma.- ¿Bebes alcohol por verdadero placer o porque ‹es lo que hay…›?
Óscar.- Bebo alcohol por el placer de saborear ‹un buen cóctel› rodeado de personas agradables, e interesantes conversaciones.
Joma.- ¿Cuál crees tú que es el motivo por el que los jóvenes combinan alcohol y fiesta?
Óscar.- Considero que aparte de por liberarse de las inhibiciones, lo hacemos por relacionarnos e integrarnos.
Joma.- ¿Ha sustituido de alguna manera el consumo de alcohol al consumo de drogas?
Óscar.- Más que sustituirlo, creo que lo ha complementado. La venta de bebidas alcohólicas (a pesar de las normativas existentes y posibles sanciones) resulta muy fácil para nosotros y también para los menores. Es decir, tenemos más facilidades para comprar y consumir; y aunque la droga está más perseguida que el alcohol, el que la quiere sabe a qué sitios puede recurrir mediante el boca a boca. Yo diría que si bebes, todavía es más fácil que consumas algo más. Puede que el alcohol aumente el consumo de ciertas sustancias. O sea que alcohol y fiesta y un plus…
Joma.- ¿Crees que el «ir de botellón» cesaría si tomar una copa en un establecimiento fuera más barato; o más bien el hecho de tomar bebidas alcohólicas por parte de los jóvenes obedece a una filosofía o moda que ya está impuesta?
Óscar.- Yo creo que obedece a una filosofía impuesta; ya que se utiliza el botellón para reunirse con «los colegas» y charlar. No sé… quizás si se abaratasen las consumiciones en los locales se bebería ahí y estaríamos más resguardados, pero… no estoy seguro de ello.
Joma.- ¿Cómo percibes el futuro de tus amigos y el tuyo?
Óscar.- Yo sólo puedo hablar de mí;, ya que no sé qué pueden pensar o sentir mis amigos. Pienso que alcohol y fiesta con moderación no tienen por qué perjudicar a la salud. Porque salgas un viernes o un sábado y te tomes dos o como mucho tres copas, no pasa nada, pero los excesos hasta el punto de acabar con una intoxicación etílica sí. No estaríamos hablando de un placer; estaríamos hablando de una adicción o de un problema grave.
Joma.- ¿Qué efectos crees que tiene tanto alcohol y fiesta en tu organismo?
Óscar.- Creo que si se consume en exceso y sin control puede contribuir a la destrucción de neuronas y a una degeneración hepática. Puede llegar a ser muy nocivo.
Joma.- ¿Desde cuándo consumes alcohol? ¿Por qué comenzaste a hacerlo?
Óscar.- Empecé acombinar alcohol y fiesta supongo que como todos; a los 16 años más o menos. Recuerdo que fue por experimentar el ‹morbo› de lo prohibido… y en mi caso, más; ya que soy una persona excesivamente tímida y el liberarme de las inhibiciones y el que se me hiciera más fácil relacionarme con los demás todavía me lo puso más fácil. Cuando bebes un par de copas, sientes una falsa sensación de euforia y seguridad mental… ¡imagino que ya sabes a lo que me refiero!
Joma.- ¿Puede crear adicción el tanto alcohol y fiesta entre los jóvenes?
Óscar.- Por supuesto que sí. No olvidemos que al fin y al cabo el alcohol, aunque sea legal, es una droga, al igual que el tabaco. ¿Sabes? Resulta paradójico que el consumo de tabaco resulte más perseguido en la actualidad que el consumo de alcohol por los jóvenes.
Joma.- ¿Qué porcentaje de jóvenes crees que consumen este tipo de droga? ¿Qué edad/es es/son la/s más propicia/s a esto?
Óscar.- No sabría decirlo con exactitud, pero seguro que es un porcentaje muy alto (por no decir la gran mayoría). Actualmente están empezando a beber a una edad muy temprana. Sorprende que el rango de edad se establezca desde los 13 a los 25 años.
Joma.- ¿Has cuestionado alguna la combinación de alcohol y fiesta como medio para divertirte?
Óscar.- Sí, por supuesto… y más aun teniendo en cuenta lo mal que se pasan las resacas los días siguientes a “la priva”. Hay formas de divertirse más sanas y que todos deberíamos tener la responsabilidad de fomentar. Pienso que la opción correcta es informar, nunca prohibir. Quizás el fallo esté en cómo nos han enseñado nuestros mayores.
Joma.- Cuéntanos alguna experiencia.
Óscar.- Más que experiencia, yo aconsejaría e informaría a los jóvenes de los peligros que tiene combinar alcohol y fiesta y el por qué puede llegar a ser una adicción tremendamente nociva para la salud.
En mi caso, yo estuve muy grave en una ocasión por el consumo excesivo y la mezcla, llegando a una intoxicación etílica, y al coma etílico durante unas horas.
Lo mejor es enseñar a prevenir, a que no se mezclen sustancias, y sobre todo, a que conozcan sus límites.
Hay que tener una gran personalidad y unos principios férreos para que no importen las burlas o lo que puedan decir en el entorno más allegado. Transmitir siempre eso, y como dije anteriormente, nunca prohibir, porque de esta forma incrementas el deseo de consumir.
Acabada la entrevista y como conclusión, podemos leer entre líneas que no son los jóvenes los que fallan, sino el sistema (padres, educadores, tutores, sistemas educativos, etc.) y su falta de trasmisión de los valores fundamentales por parte de los adultos.