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L&S.-Si tienes serias sospechas de que tu hijo adolescente está abusando del alcohol, del consumo de drogas o incluso «pasando drogas» para costear su propio consumo, deberías sentarte con él y preguntárselo. Lo más probable es que te lo niegue. O te dé una infinidad de excusas o justificaciones. Puede argumentar que los que consumen drogas son los demás… Aunque si miente, tú lo sabrás.
Se puede entender que tú como padre o madre, sientas frustración. No cabe duda de que te has esmerado para criarle y educarle con amor. Con principios y con mucha ilusión. Cuesta creer que tu hijo esté metido en el consumo de drogas. Posiblemente confíes en sus palabras y hasta quieras creerle. Incluso hasta que justifiques aquello que es prueba clara de que está ocurriendo y prefieras creerte sus mentiras.
Mirar para otra parte puede ser un error muy peligroso. Permite que la situación siga su curso y se agrave a medida que se hace adulto. Tu hijo necesita ayuda de manera urgente. Primeramente, tu instinto de padre ha hecho sonar la alarma. Sabes que «algo no anda bien». Sospechas que se pueda deber al consumo de «alguna sustancia». Ese algo pueden ser el consumo de drogas. Haz caso a tu intuición. Si te equivocas, mejor; pero si no, puedes estar siendo negligente.
Las calificaciones escolares han bajado. No muestra interés por actividades familiares o habituales. Se muestra irritado por cualquier cosa. No te mira a los ojos cuando le hablas y evita el cara a cara. Se aísla y procura pasar casi todo su tiempo apartado de la familia. Su mundo se convierte en su círculo de amigos, de los cuales sabes poco o nada; y lo poco que sabes, es lo que él te ha contado. Se muestra interesado por pocas cosas y tiene una aparente desmotivación. Todos son rasgos característicos del consumo de drogas o alcohol.
La edad en que empiezan a tener este tipo de comportamientos depende del adolescente. No todos empiezan a despertar a las mismas edades. Mientras que algunos comienzan a entrar en el consumo de drogas sobre los catorce años, las drogas y el alcohol casi siempre entran en sus vidas a partir de los dieciséis años. Pero insistimos en que es relativo a cada muchacho o muchacha. Normalmente es la curiosidad y la natural atracción hacia lo prohibido lo que hace que comiencen. Además, su deseo de sentirse aceptados por un grupo es una de las presiones más comunes que motivan a los jóvenes a incursionar en el consumo de drogas. Un mundo peligroso del que luego cuesta mucho salir.
Recuerda que esto le ocurre a tu hijo o hija y a otros miles de adolescentes que empiezan a probar las drogas y el alcohol. Lo malo es que cada vez es a edades más tempranas.
Un estudio reciente, publicado en la edición de noviembre de la revista Archives of General Psychiatry, enseña una tendencia alarmante:
«…un tercio de los adolescentes estadounidenses recurren al alcohol o a las drogas. El 32 por ciento afirman beber, el 19 por ciento confiesa el consumo de drogas y el 15 por ciento declaran usar ambas cosas. El uso y/o el abuso de estas sustancias mientras el cerebro está en desarrollo hace que su consumo sea más peligroso entre los adolescentes que en los adultos».
Esa es la razón por la que la Academia Americana de Pediatría ha emitido una nueva recomendación:
«…que los médicos les pregunten a los adolescentes si consumen alcohol y/o drogas en cada consulta y que traten de identificar tienen señales que sugieran una adicción».
Con todo esto es fácil desesperarse como padre, pero no lo hagas. Si tienes sospechas de que tu hijo o hija se ha iniciado en el consumo de drogas, no pierdas tiempo en divagar y en hacer conjeturas. De manera cariñosa, pero que sienta tu firmeza y preocupación, transmítele tu profunda preocupación por el tema. Pregúntaselo de manera directa y mirándole a los ojos si consume drogas o alcohol. La franqueza es fundamental. Tanto de tu parte como de la suya. No esperes que te responda, pero intenta leer en su expresión. Sentirá vergüenza en admitir el consumo de drogas o alcohol y como lo haría la mayoría, lo negará. Buscará cualquier tipo de excusa para justificar su cambio de comportamiento.
No desesperes, en cuanto al consumo de drogas y alcohol. Todos los jóvenes están en el mismo barco. Es parte de su mundo y tu caso no es aislado. No desistas y no mires para otro lado. Sigue vigilante y no dudes en sentarte una y otra vez a hablar con él o con ella. Al final, el amor surtirá el efecto deseado en su conciencia. Aunque a veces no con la rapidez que desearíamos. Recuerda que a veces se necesita un mediador profesional.
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