¿Para que se lleva a cabo el cambio de hora dos veces al año?
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L&S.- Cambiamos nuestros relojes de forma impuesta dos veces al año. En otoño (cambio de hora de invierno) y en verano (cambio de hora de verano). Durante la madrugada, los relojes se adelantan o atrasan en función de si se quiere aumentar las horas de luz en el día o ir disminuyéndolas. Cuándo se cambian en primavera, quitamos una hora al día (es un día de 23 hora). En el cambio de hora de invierno producida en otoño se la agregamos (es un día con 25 horas). El ajuste en los relojes tiene como único objetivo el aprovechamiento de la luz solar. Supuestamente, con ello se produce un ahorro de energía debido a que se consume menos luz eléctrica.
Cambio de hora – Su origen
Ya en 1784 el inventor Benjamín Franklin propuso (entre otras cosas) el ahorro de cera y velas como medida para ahorrar en energía. Posteriormente, con el objetivo de ahorrar combustible Estados Unidos cambió sus relojes durante La I Guerra Mundial. Pero no fue sino hasta 1974 durante la crisis del petróleo cuándo el cambio de hora se reguló en varios países. El objetivo era el de aprovechar la luz natural y usar menos la luz eléctrica.
Actualmente, en la Unión Europea el cambio de hora está recogido por la Directiva 2000/84/CE y en España por el Real Decreto 236/2002. Tiene carácter de «indefinido». Las con alegaciones son sobre las ventajas producidas en la agricultura. También en el ocio. Y sobre todo en el ahorro energético, el cual ‹supuestamente› alcanza un 5% aproximadamente. Decimos ‹supuestamente› porque actualmente los cambios de huso horario estacional con el fin de ahorro energético están siendo cuestionado. Es objeto de debate por expertos y de hecho, hay países en los que se propone quitarlo por ser considerado totalmente ineficaz.
Lo que muchos no saben respecto al cambio de hora en España
En España se pide retrasar una hora para siempre. El motivo no es otro que el hecho de que a diferencia del resto de países, los españoles ya adelantaron sus relojes para siempre una vez. Es sobre esa hora ya aumentada, sobre la que se aplica el cambio habitual de primavera y verano.
Realmente somos una excepción (como no). El huso horario de España peninsular tiene una hora oficial de GMT+1, o lo que es lo mismo: una hora más que el meridiano de Greenwich. Debería ser (GMT+0) por su posición geográfica. Como consecuencia, durante todo el año amanece y anochece más tarde que en el resto de países de nuestro entorno.
Muchos no lo saben, pero eso fue a consecuencia de una medida temporal que en 1940 adoptó Francisco Franco. Fue por motivos territoriales en el marco de una Europa políticamente compleja y a punto de entrar en una guerra diferente de la española. Dicho cambio debió haberse rectificado posteriormente y nunca se hizo.
Este hecho nos hace estar descompensados en nuestro huso horario geográfico durante todo el año. Lo real sería tener los relojes en sincronización con Portugal, Inglaterra o Canarias por ubicación geográfica. Esa es la hora que se pide quitar e igualar la vida respecto a nuestros vecinos y nuestro Archipiélago.
El cambio de hora se parece al jet lag
Como hemos dicho antes, el primer fin de semana de primavera se hace el cambio de hora de verano. Los relojes se adelantan una hora y el día tiene una hora menos. A las 2 de la madrugada, los relojes se cambian a las 3. Esa hora se recupera en el cambio de hora de invierno en que se agrega, cambiando el reloj de las 3 de la madrugada a las 2 y así, conseguimos un día de 25 horas, equilibrando 6 meses después ese desajuste producido en el cambio de hora de verano.
El primer día del cambio nos encontramos un tanto perdidos. Nos despertamos antes o después (dependiendo del cambio de hora que sea). Además, comemos antes o después. Llegada la noche, tenemos sueño antes o después. Nuestro cuerpo entero se revela, por eso, el cambio se hace en sábado. De esta manera, podemos reajustar el reloj biológico durante el domingo y sí, poder realizar los quehaceres de la siguiente semana sin mucha complicación.
Consecuencias
Bien podríamos decir que este cambio no afecta a la salud o al bienestar de la población. Sin embargo, hay algunas personas para las cuales, ajustar sus relojes internos no es tarea fácil. Les ocurre algo similar a lo que ocurre con el jet lag o jet lagging en viajes largos en los que hay cambio en el huso horario (en este caso sería de solamente 1 hora). Con el cambio de hora de verano es como si viajáramos hacia el este. O sea, que perdemos una hora: Con el cambio de hora de invierno, es como viajar hacia el oeste; es decir, se gana una hora, siendo éste el que más se nota, pues se realiza en primavera, estación de por sí complicada para algunas personas muy sensibles y con tendencia a la ansiedad o la depresión.
También, se desequilibran los ciclos circadianos o ciclos vitales del cuerpo. Esto acarrea consecuencias en el estado de ánimo, el humor, el sueño, etc. Dichas consecuencias producen:
- Astenia.
- Somnolencia.
- Falta de concentración.
- Cefaleas.
- Distimia.
- Falta de atención.
- Problemas digestivos.
- Etc.
Sobre todo esto, los expertos no se acaban de poner de acuerdo. Por pragmatismo o puros intereses (no lo sabremos nunca). Mientras que para algunos el cambio de hora puede alterar de forma notoria la salud de la población, para otros el adelantar o atrasar los relojes es un asunto leve y no influye en el equilibrio de las personas mucho más de lo que afectaría salir un sábado por la noche.
Estudios realizados acerca del cambio de hora y sus consecuencias para la salud
Un estudio de 2007 arroja como resultado que puede ser difícil para algunos cuerpos adaptarse a los cambios de horario. Dicen que se ven afectados diferentes aspectos de la salud. En 2008, otro estudio afirma una clara relación entre el cambio de hora y el aumento de infartos. Se suceden los siguientes tres días después de haber cambiado los relojes al horario de verano (en primavera). El mismo estudio dice que los infartos se reducen en el horario de invierno (cambio de hora en otoño). Existen otros estudios que relacionan el cambio de horario con un aumento de suicidios en la población masculina.
También hay estudios que determinan que tras el cambio de hora en primavera aumentan los accidentes de tráfico. Por el contrario, disminuyen cuándo se recupera esa hora en otoño. Al parecer, con el cambio de hora también se observan alteraciones en los ritmos cronobiológicos. Dicen los expertos que podría afectar especialmente a personas mayores de 50 años sensibles. También dicen los expertos, que pasados de tres días a cinco días las personas son capaces de adaptarse perfectamente.
¿Qué dicen los expertos?
Según un artículo que divulgó la revista British Medical Journal sobre un estudio llevado a cabo en la Universidad de Westminster (Reino Unido) dice que:
«…la gente es más feliz y menos propensa a enfermar en los días son largos y luminosos de verano, mientras que su humor tiende a rebajarse –y los estados de ansiedad y depresión a intensificarse- durante los días más cortos y grises del invierno” ¡Qué gran verdad! El autor principal de este estudio declara que no se deberían retrasar los relojes. Eliminar el acostumbrado cambio horario añadiría «unas 300 horas de luz diurna para los adultos y 200 más para los niños».
Dejando de lado las alergias y la conocida astenia primaveral, la primavera es una estación que de por sí aporta un aumento de luz solar y un sustancial cambio de temperatura. Sobre todo en algunos puntos del planeta. Bien lo acusa la naturaleza con una explosión de floración rayana en el espectáculo. Eso que ocurre en la naturaleza, ocurre dentro de nosotros. Es como un elemento integrado en ella, produciendo notorios cambios hormonales con resultados que influyen en nuestra bioquímica. Se producen desequilibrios (positivos y negativos) en nuestro comportamiento.
Hay importantes diferencias respecto al otoño que significa todo lo contrario. En otoño nuestras defensas se ven alteradas, estamos de peor humor y sin ganas de salir. Si a la primavera le quitamos 1 hora y al invierno la agregamos, es sólo lógico que nuestros cuerpos lo acusen durante unos días hasta su completa adaptación.
A tener en cuenta cuándo tomamos el sol
Lo que siempre hay que tener muy claro, sobre todo cuando hay exposición directa al sol, es que las horas del mediodía geográfico, no son las horas del mediodía que miden nuestros relojes o dispositivos. Sobre todo en España, que se suman 2 horas más a las geográficas en verano. Para saber reconocer el mediodía, debemos saber en qué horario estacional nos encontramos. Al ser un verdadero galimatías este asunto siempre, para reconocer el mediodía solar, lo mejor es mirar al cielo y ver a qué hora el sol está en la parte más alta de la bóveda celeste.
Nos asombraremos de la capacidad de adaptación que tenemos. En España, a las 2 de la tarde es mediodía. Es debido a esa hora «regalada» que nos dejó Franco y de la cuál nadie parece saber o a nadie parece importar.
Algunos consejos para una buena adaptación al cambio de hora
Dado que los problemas de salud que pueda acarrear el cambio de hora son de carácter transitorio hasta reajustar el reloj biológico, aquí van unos pequeños consejos para que sea imperceptible (si cabe):
- Mentalizarse unos días antes del cambio de hora, sobre todo si se han observado desajuste en años anteriores. Esto se puede hacer cambiando paulatinamente los hábitos de vida. Comer 10 minutos antes o después, acostarse 10 min antes o después, etc. durante los seis días anteriores al cambio horario. Esto es válido para los de invierno y los de verano.
- Ser siempre personas ordenadas con sus horas de sueño durante el año. Esto siempre es saludable, pero en personas sensibles al jet lag o al cambio de hora estacional es especialmente recomendable.
- Tomar complementos de melatonina es una buena idea. Es un elemento muy beneficioso a la par que regula los ciclos circadianos. Se puede tomar siempre como ayuda para inducir al sueño y equilibrar .neurotransmisores o durante los días inmediatamente posteriores al cambio de hora para conseguir una perfecta adaptación.
Además…
- El ejercicio moderado (caminar, correr, etc.) ayudan a aumentar la cantidad de serotonina y otros neurotransmisores en el cerebro.
- Tomar el sol. La exposición prolongada al sol (luz brillante) los días seguidos al cambio horario ayuda en la sincronización del reloj interno y el reloj de agenda.
- Evitar el alcohol y la cafeína durante los días posteriores al cambio de hora ayuda mucho al igual que modificar las horas de las comidas.
- No hay que hacer caso al cuerpo. Si entra hambre antes de la nueva hora, engañarle con agua o con algún aperitivo y esperar y si no entra hambre, comer poco, pero comer a la hora que corresponde según el cambio de hora y no según el reloj biológico.
- Ajustar todos los relojes que tenga a la vista. La mente es la que más acusa el cambio de hora, aunque hoy en día, con tanta tecnología, los relojes de nuestros dispositivos Wi-fi se cambian solos, siendo una gran ayuda al despiste.