Delegar es un arte que se puede aprender
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L&S.- El problema suele presentarse cuándo alguien se siente imprescindible. Si eso ocurre, se hace casi imposible delegar en otros las tareas que se piensa que si no lo hace uno, no quedará bien o no lo sabrán hacerlas. El dicho «si quieres que algo esté bien hecho, hazlo tú» cobra valor en este tipo de personas.
¿Por qué cuesta tanto a veces delegar?
Ser ‹muy trabajador› es una gran virtud. Aunque quizás saber delegar es una virtud todavía mayor. Con ello, se consigue lo que haría una sola persona, se multiplique por tantas como estén bajo sus directrices. Eso se hace todavía más necesario cuándo la persona que delega tiene necesidades que van más allá de sus capacidades. Pero saber hacerlo es la mejor manera de que pueda dedicar todas sus energía a lo que sabe hacer bien. Aunque el hacerlo para un emprendedor es de las cosas más difíciles que le toca hacer.
Cuesta delegar porque hemos creado un proyecto desde cero. Hemos llegado a hacerlo todo nosotros mismos. Creemos en la forma en que lo hacemos. Caemos en el error de pensar en que nadie lo hará igual. Es una paradoja, porque si lo hemos hecho bien, crecer es una consecuencia. Ya llega el momento en que es imposible abarcarlo todo. Llegados a ese punto o se delega o necesariamente el proyecto se estanca. Se requiere una duplicación y una multiplicación constante del esfuerzo. Es una máxima en los negocios Multinivel, pero también en los negocios tradicionales.
Entonces ¿Qué es delegar?
Delegar es pasar responsabilidades a otros. Para ello, hay que dar autoridad. Estar dispuesto de alguna manera a ir perdiendo el control total de todo y actuar conforme a la suma de los criterios. Es compartir liderazgo. Quién delega, tiene una cualidad que no todos tienen, pero que a veces se hace indispensable aprender. Es conseguir que otros hagan un trabajo para el cual están cualificados y preparados. Y estar dispuestos a consentir que se cometan errores. Dar lugar a la creatividad, al ingenio y también el fracaso.
Cuándo se delega en otra persona, estamos mostrando confianza, pero también arriesgamos. Se puede decir sin miedo a equivocarnos que delegar es una inversión de tiempo y de recursos. Esa es una de las partes que más complica el hacerlo. Aunque haciendo balance, el no hacerlo acabará en hacernos esclavos del trabajo, sin tiempo para disfrutar. Por supuesto, perdiendo calidad de vida.
El que usted se libere para hacer cosas de mayor importancia es avanzar
¿Cómo se delega?
Delegar es un término bastante amplio. Válido tanto para la vida laboral, como para la vida de familia. Es complicado hacerlo tanto en la oficina como en la fábrica o en la casa. Hay mujeres que son incapaces de tener una asistenta y si la tienen, la ahogan con órdenes. Las persiguen controlando cada paso que dan. Con eso el hombre no tiene problemas. Delega en el hogar con una facilidad casi mágica. Pero en el mundo laboral le resulta complicado.
Quien delega, primeramente debe identificar la necesidad que se tiene. Y muy importante: hay que saber identificar a la persona en la que se puede confiar dicha labor. Si se elige delegar en un familiar o a un amigo, se puede incurrir en un terrible error. Además, con ello, puede arrojarse más carga de la que tenía y por la cual se busca ayuda. La persona que se requiere debe tener las capacidades y habilidades necesarias para llevar a cabo la tarea o proyecto. También debe saber trabajar en equipo. Si un familiar o amigo demuestra no ser la persona ideal, despedirle se hace casi imposible. Es preferible poner al frente de un proyecto o de un área de un proyecto, a una persona capaz, pero sin lazos personales.
Se necesita saber confiar
Cuándo se delega, debe ser confiando en el talento y en el punto de vista de la persona o las personas a las que se encarga la tarea objeto de la acción de delegar. A veces son puntos de vista diferentes al nuestro, pero no se puede pasar responsabilidades si se piensa que solamente hay una forma de hacer las cosas. Aunque tenga otro punto de vista, también puede ser válido. Se les debe confiar plenamente las responsabilidades propias de su labor y motivándoles y dejando lugar a la equivocación para que vayan madurando en su cometido y se debe ayudar a que esa persona se sienta motivada a mejorar.
Si quiere crecer debe ceder algunas de sus responsabilidades y siempre tener claro que no existe sólo una manera de hacer las cosas
Para llevar a cabo una buena gestión:
- Comience a delegar pronto
- Defina muy bien que se requiere de la persona que se elige
- Asegurarse de que entienda perfectamente qué se necesita de él, o de ella
- Enséñale a hacer lo que se necesita. No debe importarle compartir conocimiento. Usted también aprenderá en el proceso
- Asegúrese de que entendió cuáles son sus directrices
- Marque una fecha para ver y analizar progresos y asegúrese de que la persona lo ve viable, si no, sea realista y cambie el plazo
- Aproveche todo lo que pueda el talento y las habilidades y deles rienda suelta a su creatividad. Puede que se sorprenda. Los logros del equipo, son sus propios logros.
- Al delegar, permita que asuman sus propias responsabilidades y que arriesguen. Valore los resultados obtenidos.
Cuándo delegue, confíe en esa persona. No se despreocupe de los asuntos, pero sí de los detalles. No caiga en la atrampa de estar vigilando y agobiando.
- Sepa desarrollar la paciencia. Delegar no es fácil. Si coge usted las riendas de un asunto que llevaba la persona que usted mismo ha elegido, le hará sentir frustración y desánimo. Esa persona nunca será creativa y trabajará con temor.
- Saque de cada persona lo mejor que tiene provocando un ambiente de trabajo relajado y cordial.
- Cuándo delegue, si las cosas no salen como lo pretendía, no grite ni se altere. Sepa corregir siempre motivando a hacerlo mejor.
- Inclúyase en las soluciones y haga como que piensa en voz alta. Que se entienda cuál es su propósito sin que parezca una orden militar.
- Haga una autocrítica y pregúntese si el resultado que pretende es realista o razonable, o si se ha explicado con claridad.
- Es necesario analizar si se han puesto los medios necesarios para la consecución de un objetivo determinado.
- Si se necesita su ayuda, désela a la persona en la que ha delegado.
- Sepa felicitar un buen resultado. No hay nada que motive más que saberse valorado.