Los olvidos – Nueva enfermedad del s XXI
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L&S.- El síndrome de la vida ocupada es otro de los nuevos azotes como consecuencia de la vida que estamos aprendiendo a vivir. En un par de décadas hemos pasado por necesidad a vivir un ritmo demasiado alto. Y no sólo en lo que a trabajo respecta, sino, a todo lo que eso conlleva. Hijos, colegios, comida, atender cosas necesarias como ir al médico, bancos, gimnasio, etc. No es extraña la frase «es que tengo tantas cosas pendientes que me olvidé». O «necesito que el día tenga 30 horas». No son excusas. Es cierto que la mayoría de la gente vive con ese grado de exigencia. No es de raro que entre tanta tarea, olviden cosas por el camino.
El estrés y el constante flujo de información pueden provocar que el cerebro se vuelva más olvidadizo |según expertos|.
Con los «olvidos» hay que tener cuidado, porque puede estar sufriendo el síndrome de la vida ocupada. Pero… ¿cómo saber si es eso lo que ocurre?
¿Qué es el Síndrome de la vida ocupada?
El Síndrome de la Vida Ocupada es un conjunto de síntomas que se dan como consecuencia de esa constante situación de estará ocupado todo el tiempo. Síntomas como estrés y falta de memoria que se está cebando con jóvenes profesionales, o mejor dicho ‹profesionistas› siempre con un Smartphone en la mano, pegados a la agenda, al Whatsapp, pendientes de la hora, etc.
Especialistas escoceses que han estudiado este fenómeno acuñaron el término en inglés «Busy Lifestyle Syndrome» (en español síndrome de la vida ocupada). Buen término para referirse al problema de concentración que están sufriendo jóvenes profesionales con trabajo de mucho nivel de estrés y exigencia. Y que desarrollan su labor siendo literalmente bombardeados por un exceso de información proveniente de la televisión, Internet, redes sociales, radio, etc. Curiosamente, su cerebro se ha hecho selectivo, dejando de lado ciertas cosas y produciéndose una atención hiperfragmentada. Lo cual podría a la vez, producir que cada vez seamos más distraídos debido a que al cerebro se le presentan dificultades para gestionar todos los flujos de información modernos.
¿Cómo saber si sufrimos del Síndrome de la vida ocupada?
El síndrome de la vida ocupada se reconoce cuándo se olvidan cosas o se olvidan palabras. Incluso, a veces se siente que se está situado en horarios diferentes a los reales O se abstrae uno totalmente. Se buscan unas llaves que están en la mano o unas gafas que están puestas, etc. Las obligaciones son tan extenuantes que llegan a invadir el tiempo que se debería dedicar a otros asuntos.
El síndrome de la vida ocupada es frecuente que sea a consecuencia de la vida productiva. No obstante, también se sucede en actividades que invaden nuestras vidas, como hobbies y aficiones, vicios, etc.
Síndrome de la vida ocupada ¿Cómo perjudica?
Es simple. Si la actividad principal invade o sobrepasa los límites de lo lógico. Inclusive hasta el punto de no dejar disfrutar de actividades personales (sólo, o en compañía). O que ya no se puede tener una vida social satisfactoria. Y aún teniéndola, estemos mirando el reloj o notamos que empezamos a aislarnos o a volvernos irritables y hasta huraños, es muy probable que estemos padeciendo el síndrome de la vida ocupada.
Algo no va bien y se nota. Se producen cambios bioquímicos que afectan a nuestra personalidad, nuestros pensamientos, nuestra memoria, nuestra concentración y nuestra atención, pues el estrés se adueña de nosotros. Son alteraciones en la química de nuestro cerebro que alteran los neurotransmisores. El cuerpo empieza a experimentar un cierto placer por lo que realmente le limita. Esa situación nos mantiene en constante estrés con la consecuencia de pérdida de memoria y falta de concentración. Es el síndrome de la vida ocupada.
¿Cómo recuperar la vida normal?
- Resolvamos las cosas de una en una, no varias a la vez. Vayamos paso a paso. Recordemos siempre que el cementerio está lleno de gente imprescindible.
- Priorizar. Hacer una lista de lo que se puede hacer en un día y no pretender ser un súper hombre o súper mujer
- Reorganizar la agenda
- Dejemos espacio para hacer «nada» cada dos horas. Tomar un vaso de agua, una vuelta a la manzana escuchando música, meditar, o simplemente «mirar las musarañas».
- Cuidar mucho el descanso. Se debe dormir como mínimo 7 horas seguidas.
- No llevarse trabajo a casa. Las personas con el síndrome de la vida ocupada suelen hacerlo. Ambos aspectos de la vida pertenecen a universos diferentes que no deben mezclarse.
- Aprendamos a pasar tiempo sin el móvil, sin correo, sin portátil, etc. Reduzcamos el estrés que eso nos acarrea, al menos por ratos.
- Hagamos rutinas de ejercicios. Eso descarga el estrés.
- Busquemos estar con gente y no nos aislemos.
- No permitamos que el trabajo nos robe el tiempo que debemos dedicarle a la familia.
- Recuerda que no se debe dejar lo importante para atender lo urgente. Sepamos distinguir.
- Disfrutemos de momentos de ocio