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L&S.- La psicosis de crisis económica condiciona a las personas en todos los ámbitos de su vida. Hay uno especialmente sensible. Es el ámbito sexual. Se puede afirmar que efectivamente la idea de vivir en crisis, afecta a la vida sexual de las personas. También en su estado de ánimo. Eso se ve reflejado en los colores de la ropa, en las decoraciones de los hogares, la moda, la música… Todo es fruto de un pesimismo colectivo contagioso. Si además, realmente estamos sin trabajo o algún miembro de la familia tiene una situación difícil, la sensación de frustración se adueña de las personas. Provocando incluso problemas en la cama.
Ese pesimismo, está mermando el deseo sexual de muchas parejas. Muchas no son capaces de desvincular su vida sexual, de la situación económica de su entorno. En bloque, las personas juzgan la situación como el grupo. Se ven afectados, aunque su economía esté saneada.
La sensación de vivir en crisis provoca disfunción eréctil, según informan los médicos. Un estudio sobre el sexo y la crisis económica arroja resultados sorprendentes. Dice que desde que comenzó en 2008 las consultas por disfunción eréctil han aumentado en un 20% respecto a años anteriores. Dichas disfunciones se relacionan con el estrés. Este provoca el sentimiento de caos en las vidas de las personas.
Otro estudio sobre la vida sexual que viene avalado por la Asociación para la Salud Sexual y la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva, dice que un 70% de la población española masculina que ha llegado a sufrir disfunciones eréctiles, confiesan que no han buscado ayuda médica. Esto nos revela que los datos recogidos en el otro estudio citado, no se apega a la realidad. Pueden ser cifras mayores.
Cuándo las personas se sienten tensas y prepacto en ocupadas, por supuesto que están más apáticas respecto al sexo. También su cuerpo está menos activo y cansado. Con la psicosis de crisis económica, el deseo sexual hiberna.
Quienes han perdido las ganas de tener sexo se preguntan ¿Ccómo puedo recuperar la libido? Y la respuesta a esta pregunta es que el deseo no se puede forzar. Hay que hallar las fórmulas particulares que funcionan. Cuándo el deseo sexual se fuerza, deja de funcionar como algo que fluye. Pasa a ser una obligación y eso es precisamente lo que jamás debe ocurrir. Aunque la verdad es que no hacer nada es peor, porque el deseo se adormece y no volverá fácilmente.
Un hombre o una mujer que se siente resentido en su vida amorosa debe tomar medidas. Esas incluirán, hasta su forma d alimentarse. Su forma de comer ayudará , o entorpecerá a su deseo. Comer sano y con muchos nutrientes de calidad, puede marcar una gran diferencia. Además, si se tiene pareja, con crisis económica o sin ella, hay que crear momentos. Cada uno sabe cuáles son.
No hace falta tener mucho dinero para esos ratitos entrañables que acaban en unión. Y si no se tiene pareja, no debe permitirse estar presente en charlas negativas y que hablan de la crisis económica. Oiga música, baile, conozca gente y siéntase lleno de vida y feliz de las cosas buenas. No se deleite en las cosas negativas. Piense en sexo y en momentos íntimos con quién desee. Es muy difícil reconducir el cuerpo hacia algo que no se desea. No hay un interruptor de «On» y «Off».
En tiempo de crisis, el vaso medio vacío no beneficia en ningún aspecto de la vida. Mucho menos en la vida sexual. Tenemos muchísimas cosas en las que regocijarnos y debemos centrarnos en ellas. Las prioridades reales del ser humano son las que no valen dinero. Los sentimientos, las emociones, el placer, el amor, etc. Hagámoslas propias y no nos centremos en la crisis económica. Ya ha pasado y seguimos hablando de ella. Vendrán otras como manda la historia y seguiremos acordándonos del 2008.
Hay trastornos sexuales que llevan a no tener vida sexual. Algunos son la disfunción sexual, la eyaculación precoz, la falta de libido, la atrofia vaginal, la anorgasmia, etc. Pueden ser causados por la edad, por tratamientos con fármacos, por una depresión, etc. Pero en cerca de un 80% de los casos, todo se podría arreglar. Bastaría con algo de información acerca de cómo funciona la sexualidad. Uno de los mayores causantes de disfunción es el temor. Cuándo, por diversas causas, como puede ser el efecto en nosotros de la psicosis de crisis económica u otras, ocurre un ‹percance› (sobre todo en el caso del hombre), la cabeza empieza a dar vueltas y vueltas. Lo primero es pensar que puede haber algún problema que esté causando eso. Cuándo es la cabeza la principal enemiga nuestra en la vida sexual, no funcionan los fármacos.
A veces, el problema se resuelve hablando con alguien que sepa escuchar. Puede ser nuestra pareja, que es quién más sabe de nuestra vida sexual; algún amigo cercano o alguien a quien realmente importes. Eso puede ayudar muchísimo. La mayoría de personas que acuden a un sexólogo por algún problema, se descubre que podría haberse evitado si lo hubiera hablado cuándo empezó a sentir los primeros síntomas.
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