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L&S.- Aprender a practicar el sexo tántrico se ha puesto muy de moda en la última década y el interés sigue aumentando. Se trata de un tipo de relación cuánto menos ‹peculiar› y conceptualmente nada fácil de entender. Hay cursos y talleres con monitores para explicarlo y aunque en la mayoría de los casos, es una adaptación occidentalizada que realmente puede ser todo un hallazgo, pues acerca a la verdadera esencia del éxtasis.
Personas maduras movidas por su espiritualidad, por convicciones, por mera curiosidad o buscando nuevas experiencias, llegan hasta a esta disciplina. Al final encuentran que se abre frente a ellos todo un mundo que desconocían. Un mundo que no es nuevo para algunas culturas.
El perfil de quienes incursionan en este conocimiento es el de un hombre o una mujer. Con edad comprendida entre los 35 y los 55 años. Posiblemente asentado en la rutina de sus relaciones o en una vida con poco sentido. Quieren descubrir que hay otra forma de vivir las relaciones íntimas. Que el sexo no es una meta, sino, un medio para llegar a una meta. Aprenden que el sexo tántrico lo que pretende es disfrutar del placer a plenitud. Es un tipo de relación en la que se da atención a todo el conjunto del cuerpo y a toda la esencia de la persona. También aprenden a que en el sexo hay más que sólo sexo.
…en el sexo hay más que sólo sexo.
Si alguien busca información al respecto, encuentra una ingente cantidad de artículos y vídeos, pero aun leyéndolos no llega a tener muy claro el concepto. ¿Es sexo físico?, ¿sólo es sexo metafísico?, ¿se mantiene contacto genintal?, ¿es quizás un tipo de sexo sin sexo?
Realmente es una práctica sexual rodeada de mitos y creencias falsas. Una de ellas, es que en el sexo tántrico, tan sólo con concentrarse y mirarse a los ojos se puede llegar al orgasmo. Otra muy difundida, es que se requieren horas para practicarlo y que el único objetivo es el retrasar la eyaculación. Mitos todos que son diametralmente opuestos a la realidad. Ha llegado hasta a ser confundido con el «Kamasutra».
Ciertamente no es nada fácil de explicar y de comprender. Sobre todo a quién no tenga conocimiento de meditación tántrica en su conjunto. Tampoco es fácil llevarlo a cabo una vez se comprende a plenitud, porque requiere no sólo de deseos, sino, también de actitud. Es un acto elevado y muy generoso en el que la pareja se abandona. Deja de ser un individuo, para fundirse en un solo cuerpo. Y aunque es algo físico, es una situación de placer en la que no se presta atención a los genitales como objetivo, sino como medio de unión.
Con la respuesta a estas preguntas, se disipan muchas dudas y tabúes al respecto.
Nota: Es importante que se sepa que el sexo tántrico no es algo aislado. Forma parte de todo el conjunto de enseñanzas de una filosofía ancestral, que como hemos dicho, se llama «Tantra».
Surge en oriente hace unos 4.000 años. Hay diferentes formas de practicar esta disciplina, según la zona del mundo. No es igual el Tantra budista que el hinduista, aunque tienen en común muchas cosas.
Su nombre proviene de la combinación de las palabras «Tanoti» (expandir) y «Trayati» (liberación). Se puede entender como que «Tantra
La corriente Tantra se fundamenta en 4 pilares fundamentales o 4 llaves o claves. Cada uno de ellos aplica también al sexo tántrico.
Tanto en la vida como en el sexo, tiene que haber una aceptación de uno mismo. Si uno no es capaz de aceptarse con sus defectos y virtudes, no puede aceptar a quién tiene delante en el momento de practicar sexo y por tanto, no tendrá la capacidad de disfrutar a plenitud de esa relación sexual.
Es la manera de vivir plenamente la vida. A saber: estar plenamente consciente de ella. Esto llevado al plano sexual, cobra mayor sentido. Tener una relación sexual, utilizando los cinco sentidos, la satisfacción obtenida será infinitamente más profunda que si se está ‹porque toca›, porque la situación se da o se está cubriendo un expediente. Un rol de juventud.
Para recibir lo que se desea, hay que expresarlo. Se debe saber lo que la otra persona necesita, por lo que ambos deben expresar, demandar y dar. El sexo tántrico todavía es más sensible a esta llave que a las otras 3, porque las personas practicamos el sexo según nuestras vivencias. Cada ser humano es un mundo y cada relación sexual también. Debemos pedir aquello que queremos. No demos por hecho que la persona que tenemos delante lo debe adivinar. También es importante escuchar. No ‹oír›, sino, escuchar lo que a veces no se dice o expresa.
En general en la vida (y en particular el sexo, según lo que nos atañe en este artículo) se quiere alcanzar un equilibrio. Se tiene que acompasar la energía de nuestro cuerpo y su ritmo con los de la pareja. Se debe dejar fluir. El objetivo es conseguir que se cree una armonía, un ritmo íntimo.
Hoy en día, se ha llegado a entender el sexo como ‹algo que hay que hacer› y sacar buena nota en ello. Como una especie de gimnasia. El sexo tántrico enseña a «despreocuparse del sexo para ocuparse de él». Esta frase está llena de sentido.
Algo muy interesante y diferente a la norma, es que el orgasmo no se tiene que alcanzar rápido, por lo que centralizar las caricias en los genitales no es el propósito. Sexo tántrico es en esencia potenciar los sentidos. No ciertas partes del cuerpo. Si algún lector ha experimentado el orgasmo sólo con besos, puede captar al 100% el concepto. Difícil, pero muy muy posible.
No es el orgasmo la meta, sino, todo el cúmulo de energía sexual que los dos cuerpos son capaces de transmitir. Es aprender a disfrutar del sexo sin etiquetar los pasos, sin cortapisas, sin estrés, presiones o ansiedad. Disfrutar de los sentidos con libertad. Es dejarse llevar por el placer. Aprender a dar atención a los besos, las miradas, el tacto de la piel, las manos, las caricias, ser más pacientes y profundos. Recrearse en los masajes, en el ambiente, en que la luz sea la adecuada, en estar cómodos, en una música que invite al relax, etc. Se debe estar más conscientes de cómo fluye la energía que ambos cuerpos experimentan que en el acto sexual.
Porque hemos ‹perdido el norte› y nos hemos despersonalizado. Somos tremendamente egoístas y ponemos barreras. Llevamos máscaras. No permitimos que la otra persona nos traspase. El sexo tántrico es compartir, es abrirse, es fundirse, es olvidarse de uno mismo, es flotar en placer. Es olvidarse del tiempo y de lo que nos espera después. Ambos cuerpos se abren y se entregan plenamente y para eso se debe entrenar al corazón y a la mente.
La tendencia natural del ser humano es a acercarse. Somos seres sociales y las filosofías orientales no han perdido ese horizonte como ocurre con la sociedad occidental. En las filosofías orientales no cabría el ‹cibersexo›, por ejemplo. Sin embargo es una práctica común a muchos. Incluso parejas estables, practican cibersexo o sexo por teléfono. Es más. Existe una tendencia a ‹ser desleal› a la pareja con personas que nunca hemos visto personalmente. También a practicar nuevas experiencias en grupo, con extraños, etc. Con todo eso se ha despersonalizado el sentido más profundo del acto sexual. Se ha perdido el sentido de pareja y el placer que se consigue es muy inmediato y muy limitado.
No hay a día de hoy datos exactos para cuantificar el interés que se ha despertado por el sexo tántrico. Lo cierto es que por todas partes se imparten talleres y las personas asisten por motivos muy diversos. Parejas que han perdido la chispa, personas que simplemente quieren más pasión en sus relaciones, un poco de ‹morbo›, nuevas experiencias, etc.
Lo que anteriormente se ha expuesto, sólo es una explicación global para explicar qué es a grandes rasgos el sexo tántrico. Luego está en la experiencia el cómo se consigue y cuáles son las técnicas. Hay que aprender a mirarse con la mirada blanda, experiencias visuales, de sonidos, de olores, de tacto, de sabor. La respiración es otra parte importante que aprender. Contener la eyaculación mediante técnicas, como los ejercicios de Kegel. Es interesante el hecho de que la eyaculación no debe ser rápida, sino lenta; pero no inexistente.
También aprender de energías, de polos positivos y negativos del cuerpo, de cómo desbloquear las ataduras de la mente, cómo estimular a la mujer, cómo estimular al hombre, posturas tántricas, etc. El Tantra es un todo. Una filosofía de vida en la que la sensualidad está siempre presente en todos los ámbitos. Entre ello, como no, el sexo.
Abundar en más detalles explicándolo en un artículo sería imposible. Al menos esperamos haber arrojado un poco de más de claridad acerca de lo que es y de lo que no es el famoso sexo tántrico.
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Buenas tardes , tengo una duda , puede una persona sentir el orgasmo tántrico sin necesidad que la pareja lo comparta. ?
mmm... es complicado...
Creo que o lo pruebo, o no llegaré a entenderlo.
Vayaaaaaaaa!!!! ahora entiendo. Mira que he preguntado y leido sin llegar a comprender. Aquí en Barcelona hay carteles y me he sentido tentada a ir pero me da verguenza. Yo creia que era otra cosa. Creia que eraalgo platonico.
Ni caso. Déjate de sexo tántrico. El de toda la vida, hija mía.