L&S.- Disbiosis intestinal o disbacteriosis es un extraño nombre para definir un importante desequilibrio en la flora intestinal; también denominada microbiota o microflora. Dicho desequilibrio está provocado por diversas causas. Por ejemplo:
La disbiosis intestinal o disbacteriosis ocurre con mayor frecuencia en países desarrollados. Se estima que en Europa, alrededor de un 70% de la población la padece debido al estilo de vida. Principalmente causado por un desequilibrio en la concentración de bacterias intestinales. Esto puede contribuir al desarrollo o empeoramiento de muchos trastornos o enfermedades crónicas y/o degenerativas.
El problema de la disbiosis intestinal es más acusado cuándo se trata de patologías intestinales. Los síntomas van desde hinchazón abdominal o estreñimiento, hasta enfermedades inflamatorias intestinales más severas. Por ejemplo, para nombrar una muy conocida, mencionaremos el colon irritable. También pueden ser producto de una disbiosis las migrañas, la artritis reumatoide, etc. Hay un sinfín de patologías que en apariencia nada tiene que ver con el intestino. La disbiosis intestinal es además la antesala de la candidiasis intestinal.
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Existen estudios avanzados respecto de la disbiosis intestinal. Indican que las dietas ricas en pro y prebióticos favorecen el crecimiento de las bacterias microorganismos beneficiosos conocidos como microbiota. En contrapartida, las dietas ricas en proteínas; las denominadas dietas hiperprotéicas; pueden aumentar la producción de sustancias nocivas por parte de las bacterias intestinales. Por ejemplo, el amoniaco, las aminas, etc.
Según un artículo del Instituto de Nutrición Celular Activa (INCA), «La proteína no digerida es fermentada por las bacterias del colon con la consiguiente producción de tóxicos, tales como amoníaco, aminas… El amoníaco modifica la morfología y el metabolismo de las células intestinales, reduciendo su vida útil y favoreciendo el crecimiento de células intestinales cancerosas, el exceso de aminas parece tener implicación en ciertos tipos de asociadas a la dieta».
De la misma manera, las dietas bajas en fibra o ricas en azúcares simples favorecen en gran medida la disbiosis intestinal. Aumentan la actividad de bacterias intestinales patógenas. Por supuesto, siempre en detrimento de las bacterias intestinales beneficiosas. Hay que tener muy en cuenta que estas bacterias patógenas, segregan tóxicos.
La disbiosis intestinal con el paso de los años acelera nuestro envejecimiento y debilita nuestra salud. Cuando esto ocurre, se producen inflamaciones intestinales. Cuando el intestino se inflama no absorbe los nutrientes y aparece la hinchazón, fatiga general y otros problemas que generalmente achacamos a la edad. Normalmente no le damos la debida importancia al verdadero origen. A saber: la incapacidad del intestino de absorber los nutrientes con eficacia. Por causa de este desequilibrio, el intestino se vuelve permeable. Comienzan a ocurrir fugas de toxinas a través de la pared intestinal. Estas sobrecargan al hígado. Con esto se produce una disminución por parte del cuerpo de la capacidad depuradora. También de la tolerancia a las sustancias químicas cotidianas.
Asociados a la disbiosis intestinal podemos distinguir alergias alimentarias, artritis, fibromialgia, síndrome de fatiga crónica, etc. Además, podemos añadir que a la falta constante de nutrientes pueden ser el origen de patologías aparentemente ‹comunes› al envejecimiento de la sociedad moderna.
Con lo expuesto anteriormente queda patente la gran necesidad que tenemos de cuidar nuestra alimentación. Sobre todo de ser conscientes de que hay que cuidar mucho de nuestro intestino. Para conseguirlo, es imprescindible cuidar también nuestra forma de vivir.
Debemos prestar atención a la alimentación con el fin de envejecer lo mejor posible. De disfrutar si es posible; de calidad de vida hasta el final. Debemos también dar atención a la medicina preventiva. Adoptar medidas sencillas como ejercicio apropiado, sueño, actividades de entretenimiento, etc. pueden marcar una gran diferencia. Cosa que no será difícil si estamos con vitalidad y saludables. Es el eterno círculo virtuoso.
Se aconseja una limpieza intestinal de quince días, seguido de un suplemento de pre y probióticos de calidad. Eso repetido tres veces cada dos meses; o según criterio del profesional que le esté tratando. También sería interesante tomar Betaína y alimentos ricos en ácido caprílico.
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Que le puedo decir al pediatra de mi hijo?...quiero que lo examinen bien pues noto que su estomago esta inflamado y padece de muchos gases...estamos en estados unidos
Hola buen día, ¿como puedo adquirir sus productos en México? Me interesa Col on clean
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