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L&S.- La palabra estrés tiene su origen en la palabra inglesa stress, que significa tensión, acento, etc. Podemos definirlo en pocas palabras como: «conjunto de alteraciones que se producen en el organismo como respuesta física ante ciertos estímulos. Por ejemplo, el miedo, la alegría, la emoción, la preocupación, las prisas, el pánico, etc. Es también es un desequilibrio químico (mental) provocado por la exigencia hacia un rendimiento muy superior al normal. El estrés provoca diversos trastornos tanto físicos, químicos, como mentales». La causa del estrés crónico está identificada. Trataremos de explicarlo.
El cuerpo de una persona sana en situaciones normales, utiliza aproximadamente un 90% de su energía en el proceso de mantener la vida. Por ejemplo en la reparación, renovación y formación de nuevos tejidos y en metabolizar alimentos. Sin embargo ante una alarma del tipo que sea, se ponen en marcha un entramado de reacciones químicas. Nuestro cerebro envía mensajes de alarma a las glándulas adrenales para que estas liberen cortisol. Una singular hormona.
El cortisol es una hormona especializada en enviar glucosa a la sangre a fin de aportar energía rápida al músculo. En ese instante, todos los procesos metabólicos pasan a ser relegados a un segundo lugar. El cuerpo prioriza la alerta. Procesos como renovación, recuperación, creación de tejidos, etc., se ralentizan. El organismo pasa de un metabolismo anabólico a un metabolismo catabólico o de reducción de los procesos. De esa manera ahorra la energía de los trabajos corporales domésticos y puede centrarla toda en atender y dar solución al motivo de la alarma. Esto es un estado de estrés puntual.
Cuándo el motivo de alerta que causa el estrés puntual ha sido superado, todos los procesos fisiológicos vuelven a su estado normal. También los niveles hormonales; entre ellos, la adrenalina y el cortisol que son causa del estrés. Este hecho no ocurre cuando existe un estrés constante. El denominado estrés crónico o patológico. Un tipo de estrés muy común hoy en día debido al ritmo frenético de vida y otros muchos factores. Los niveles de cortisol están siempre altera. Por desgracia, al ser el único proveedor de glucosa al cerebro, éste tratará de sacarlo de cualquier tejido que lo contenga. Y por supuesto, será en detrimento de las proteínas musculares, los tejidos, ácidos grasos y órganos; dejándolos sin azúcar.
Aunque el cortisol es liberado al torrente sanguíneo por varias razones, esta hormona es bien llamada «la hormona del estrés». El motivo es porque se encuentra en sus niveles más altos durante la lucha o la huida. Son las respuestas del cuerpo ante a situaciones extremas.
Pequeños aumentos en los niveles de cortisol tienen efectos positivos siempre que tras el momento de «necesidad», esos niveles vuelvan a ser los equilibrados pasado el evento que causó el estrés. El gran problema surge cuando son tantos los momentos de pico de estrés al cabo del día, que el cuerpo no tiene tiempo de pasar del estado de alerta a la normalidad. Esto resulta en un estrés crónico. Una enfermedad cada vez más presente en nuestra sociedad.
El cortisol está presente en el cuerpo en niveles superiores por las mañanas y por el contrario, a niveles inferiores por las noches.
En el mundo moderno es muy complicado controlar los niveles de cortisol, pero vamos a intentar dar algunas pautas:
Suministrar al cuerpo todos los nutrientes necesarios. Estos deben ser de calidad, previniendo así un sistema inmune deprimido. También se asegurará de recibir todos los macronutrientes que aportan energía al cuerpo. Sería una buena medida de evitar que se disparen los niveles de cortisol y padecer de estrés crónico. Alimentos como por ejemplo huevos, cereales integrales ricos en triptófano, como el cacao natural. El triptófano estimula la producción de serotonina, la hormona del bienestar.
Las bebidas con contenido en cafeína, como por ejemplo café, té y colas en general. También bebidas alcohólicas, drogas, algunos complementos revitalizantes, etc. Hay otros alimentos que alteran los niveles de cortisol. Por ejemplo el azúcar y también los edulcorantes artificiales. Sobre todo el Aspartamo que estimula el funcionamiento de las glándulas suprarrenales y por lo tanto, la producción de cortisol.
Dormir bien es el pilar para que nuestro cuerpo funcione bien. Ocho horas de sueño por la noche nos pone a punto en la renovación y regeneración celular.
Practicar de forma regular ejercicios de relajación, meditación y técnicas de respiración a fin de contrarrestar la tensión del día a día.
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