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L&S.- Un ICTUS es un accidente vascular en el cerebro que provoca una alteración en sus funciones. Generalmente afecta a personas mayores, si bien, cada día crece más el número de jóvenes que pueden padecer un ictus. Hay factores como situaciones personales, ambientales, sociales, emocionales, etc. que pueden influir en que esta situación se dé.
Este tipo de problema también es conocido como accidente cerebrovascular, hemorragia cerebral, derrame cerebral, ataque cerebral, apoplejía, etc. Puede producirse por una importante disminución del riego sanguíneo o por una hemorragia provocada por rotura de vasos sanguíneos en el cerebro. Aunque en ambos casos el problema toma nombres diferentes: Ictus isquémico o ictus hemorrágico.
Es el tipo de accidente cerebrovascular más frecuente. Puede llegar a ser el 85% de los casos y el resultado es el infarto cerebral; una situación que lleva de manera irreversible a la muerte de las células cerebrales comprometidas por hipoxia y la falta de los nutrientes que transporta la sangre.
Es un tipo de accidente cerebrovascular menos frecuente aunque pueden tener un resultado fatal, aunque los supervivientes suelen tener una menor gravedad en sus secuelas.
Aunque padecer un ictus parece una condena que puede presentarse de manera súbita y dé la impresión de que el accidente cerebrovascular es imprevisible y puede pasarle a
Siempre hay tiempo de cambiar de hábitos y prevenir el ictus. Una buena nutrición, evitar el sedentarismo y mantener la serenidad evitando situaciones de estrés son las mejores medicinas preventivas para mantener alejado el peligro de un accidente cerebrovascular.
Los factores de riesgo para padecer un ictus están identificados y son unos no tratables y otros tratables:
Sobre estas condiciones no podemos hacer nada, pero sí podemos actuar y reducir sustancialmente el riesgo de padecerlo. De hecho, el mejor remedio para detener el ictus es la prevención.
Hay mayor riesgo después de los 60 años
El ictus es más frecuente en hombres que en mujeres; aunque en las mujeres la mortalidad es mayor. Esto cambia cuándo se trata de mujeres mayores en la que el riesgo se iguala.
Un historial familiar de haber sufrido un ictus, al igual que pertenecer a ciertas razas, como la raza negra americana, predispone más a padecer algún día de un accidente cerebrovascular.
Entre los factores que la persona puede controlar y se ha seguido pautas para ello se ha logrado reducir el número de accidentes cerebrovasculares en los últimos 25 años, llegando a disminuir en un 50% la mortalidad de esa enfermedad. El control de riesgo desde el servicio de medicina primaria ha sido fundamental en este éxito conseguido. Estos factores de riesgo controlables son:
La hipertensión arterial es muy común en personas mayores de 50 años. Un control protocolario de la tensión en las visitas médicas y la concienciación de la sociedad de la importancia de saber qué tensión tienen, ha hecho que se mantenga en sus niveles óptimos. No hay que olvidar que la hipertensión arterial aumenta en gran manera el riesgo de padecer un ictus. Los marcadores no deben superar 140/80 y deben ser controladas por el médico.
Generalmente los pacientes con patologías cardíacas tienen su origen en la arteriosclerosis de las arterias coronarias. Las cardiopatías isquémicas son indicadores de un alto riesgo de padecer un ictus. No olvidemos que la mayoría de ictus isquémicos «arterotrombóticos» tienen su punto de partida en la arteriosclerosis y el riesgo crecerá si además, el problema cursa con arritmias. Un control enérgico del problema coronario, puede reducir el riesgo de ictus en cerca del 70%.
El consumo de tabaco es de las causas prevenibles, la que más muertes prematuras causa y está estrechamente asociado a las enfermedades cardiovasculares y la arteriosclerosis y estas a su vez, con el ictus.
La diabetes mellitus es una patología que se caracteriza por un desequilibrio en la buena metabolización de la glucosa, la cual pasa a la sangre aumentando el riesgo de padecer enfermedades oculares, renales, cardíacas, nerviosa, etc. También de sufrir de un accidente cerebrovascular, pues igual que ocurre con la arteriosclerosis, produce una obstrucción de los vasos sanguíneos que irrigan todo el cuerpo.
Se sabe que alrededor de un 20% de las personas que han padecido un ictus tienen diabetes; y aunque la diabetes es una enfermedad crónica y por tanto permanente, la englobamos como causa de riesgo «tratable» respecto al infarto cerebral. Controlando la diabetes se reduce el riesgo de ictus. No olvidemos que pueden pasar años hasta que se diagnostica la diabetes y mientras, los órganos van en deterioro y cursando enfermedades.
Sufrir un accidente cerebrovascular es una situación urgente y que tiene síntomas perdurables en el tiempo, pero en ocasiones ocurre que no es así. Se dan los llamados «ataque isquémico transitorio» en que la situación es reversible totalmente sin dejar secuelas de ningún tipo. Desaparecen todos los síntomas. Para estas personas, la vida les brinda una segunda oportunidad y deben saberlo, porque se tiende a minimizar el accidente, tanto por parte del médico como del propio paciente.
En estos casos, no se debe olvidar nunca que lo que ocurrió es un aviso o un amago de ictus. Cuándo ocurre, un tercio de estos pacientes presentan en el plazo de un año un accidente cerebrovascular con todas sus consecuencias si no se toman las medidas adecuadas.
Otros factores de riesgo consumo excesivo de alcohol, sobrepeso, sedentarismo, otros problemas vasculares que no hemos descrito y los tratamientos con anticonceptivos orales, sobre todo si además, la mujer es fumadora.
Todo el mundo sabe que si duele el brazo izquierdo podría ser un aviso de infarto cardíaco. No se debe esperar y hay que ir urgentemente al hospital. Con el infarto cerebral no sucede lo mismo, porque los síntomas son variados y no hay un dolor alarmante. Además, no es el afectado el que avisa. Son las personas de su entorno quienes se dan cuenta.
El ictus es una verdadera urgencia médica y en la celeridad en tratar el problema estará el pronóstico. Cuánto antes se acuda a un hospital, menores serán las secuelas.
Los síntomas de alarma son los siguientes:
Cualquiera de estos síntomas son alarmas altas y claras por sí solos o varios a la vez. Si desaparece de manera espontánea, el riesgo no ha desaparecido. Lea nuevamente el apartado que habla de los ataques isquémicos transitorios. Si además, cumple con uno, o varios de los factores de riesgo anteriormente descritos, debería hablarlo con su familia, a fin de que conozcan estos síntomas de alarma y de la predisposición que usted tiene de padecer de un ictus a fin de que le trasladen rápidamente al hospital más próximo. Si usted está sufriendo un ictus, seguramente será incapaz de pedir ayuda.
Los problemas vasculares en general responden muy bien a complementos nutricionales antioxidantes. Una combinación de estos tres complementos puede ser de gran ayuda a quién ha sufrido un ictus, o quién está en grupo de riesgo de padecerlo: Stemenhance Ultra + Plasmaflo + Ginkgo biloba
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