L&S.- Comer tres comidas al día es un tremendo error. Es algo que hay que reajustar en nuestra mente. Aprendamos por comer bien entre horas empezando por incluir un tentempié a media mañana. También otro a media tarde. O sea que debemos comer cinco comidas al día. Tres principales: desayuno, comida y cena y dos secundarias: almuerzo y merienda.
Nunca se deben confundir estos tentempiés con el llamado «picoteo» a cualquier hora del día. Eso entra más en la ansiedad por la comida que en comidas sanas. Estas cinco comidas tienen como objetivo principal que el organismo disponga siempre de la energía necesaria. Se debe funcionar correctamente durante todo el día. También se debe evitar llegar a las comidas principales totalmente desfallecido. Eso hace que acabemos dándonos verdaderos atracones. Además, devoramos con avidez los bocados sin masticar bien.
Las digestiones son otra cosa por la cual es bueno comer más veces o comer entre horas bien planificado. Para el estómago es mucho menos pesado hacer pequeñas digestiones. Eso hace que los nutrientes se aprovechen mejor.
Aprendamos a comer distribuyendo bien las comidas. Tan importante es saber distribuir las calorías a lo largo del día como consumirlas en cantidades adecuadas.
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Comer, come cualquiera pero comer bien es muy poca la gente que sabe cómo hacerlo. Cuándo aprendamos a comer bien eliminaremos muchos de los problemas digestivos. Hay dos cosas que se deben evitar: saltarnos comidas y evitar comer entre horas sin control. En cuánto a saltarse comidas, el ejemplo más claro es el desayuno. Para muchas personas, pasa a ser una taza de café solamente. Aprendamos a comer en el desayuno y sentémonos. Hay que introducir proteínas, hidratos de carbono procedente de granos integrales y fruta fresca.
El desayuno es sagrado, porque gran parte del rendimiento del día depende de esa comida.
Si no se aporta lo necesario, lejos de perder peso, enseñaremos al cuerpo aprenda a ahorrar calorías. Además, tendremos constantemente la tentación sobre los dulces. Es el tipo de alimento que el cuerpo entiende que es más rápido cuándo hay carencias de nutrientes. Como resultado, aumentaremos de peso. Aprendamos a comer y no a beber en el desayuno.
Si no se desayuna correctamente, antes de mediodía esas calorías ahorradas serán ingeridas con creces a la hora de la comida. Pero lo peor no es eso. Lo peor es que el cuerpo siente la escasez y reacciona en consecuencia, rebajando el metabolismo y gastando menos energía. El resultado final es una mayor tendencia a engordar.
El ‹picoteo› entre horas debe estar prohibido. Aprendamos a comer bien a fin de que nuestro cuerpo no sienta la
Con el picoteo, la suma de las calorías ingeridas a lo largo del día puede ser tremenda. Aprendamos a comer nuestros 5 comidas y nada más. Y si nos apetece un helado, un zumo de frutas o incluso un pastel, hagamos que este sea una de las comidas secundarias.
Si aun así lo seguimos haciendo, aprendamos comer cuándo ‹picoteamos›. Aunque esté prohibido, si tenemos esa tendencia lo haremos igualmente. Generalmente nos declinamos por cosas como patatas fritas, cacahuetes, bollería, chucherías, etc. La calidad nutricional suele ser nula o escasa. Cambiemos nuestro repertorio por frutas deshidratadas, fruta fresca, lonchas de pavo o pollo frío, jamón serrano, alguna zanahoria, alguna rama de apio, etc. recordemos que «no todo vale».
Respecto a la obesidad, el hacer comidas «extra» entre horas es el mayor problema. Por lo difícil de controlar y por lo que ya hemos mencionado. Hay quienes son capaces de hacer una dieta estricta durante sus 5 comidas. Pero entre comida y comida ‹pica› lo que está prohibido. Además se queja de que la dieta no le está haciendo ningún efecto.
Según Lluís Serra, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, el ‹picoteo› es un problema que afecta a alrededor de un 35% de la población.
Según este mismo catedrático, para que aprendamos a comer bien repartiendo el total de calorías ingeridas a lo largo del día. Deberían quedar de esta manera: un 25% en el desayuno, un 35% en la comida del mediodía y entre un 20% y un 30% en la cena. El resto, que está entre un 10 y un 15% se deben rep0artir entre el almuerzo, la merienda y en cualquier otra comida secundaria, por lo que preferiblemente deberían ser frutas, verduras, yogures, o zumos naturales. Por supuesto, evitando todo lo posible el dulce y las grasas y el ‹picoteo› debe ser ocasional o nulo.
Como hemos visto, es importante que aprendamos a comer. Y no solo en lo que respecta a la cantidad, sino también a la distribución de las calorías a lo largo del día. Si aprendemos a comer de forma duradera en el tiempo, podremos hacer frente con éxito a la obesidad.
La clave para que aprendamos a comer bien está en que deben ser cambios de costumbre permanentes. No acciones puntuales para volver después a lo mismo. Porque si no cambiamos de hábitos, necesariamente volveremos a estar como estábamos.
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