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L&S.- Los grupos del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad bmp8b y la Nutrición (CIBERobn) NeurObesidad de la Universidad de Santiago de Compostela; dirigido por el doctor Miguel López y el de Biología Molecular y Regulación Génica del Tejido Adiposo y sus Patologías de la Universidad de Barcelona, liderado por el doctor Francesc Villarroya; acaban de descubrir un nuevo sistema de regulación de la grasa parda o tejido adiposo marrón o pardo. Un descubrimiento clave en la batalla contra la obesidad.
En el descubrimiento se demuestra que administrar la proteína conocida como la «BMP8B» u obesidad bmp8b en la región cerebral del hipotálamo, en animales de experimentación; activa el tejido adiposo marrón o pardo. Enciende también, el interruptor del radiador de las calorías. Esto abre la vía a la industria farmacéutica y al desarrollo de medicamentos que ayuden a controlar la masa corporal en humanos. Una buena noticia para personas que sufren de obesidad.
Es un estudio intercéntrico y de carácter internacional. También han colaborado otros grupos de Iowa (Estados Unidos), Estocolmo (Suecia) y Cambridge (Reino Unido). El estudio fue publicado en la prestigiosa revista «Cell». La publicación de mayor impacto en el campo de la biomedicina y la biología molecular.
Hasta ahora era conocido el importante papel del cerebro en la prevención y cura de la obesidad. Concretamente la zona hipotalámica, que es muy importante en la regulación de energía. También lo era el gran potencial de la grasa parda. Una grasa buena en la batalla contra la obesidad bmp8b.
La literatura científica es amplia en este plano. Lo que era mucho menos sabido, es la conexión que se establece con el idéntico objetivo entre ambos factores. Algo que demuestra este estudio del CIBERobn al dar a conocer la ruta eje hipotalámico-grasa marrón, incorporando un nuevo elemento de análisis. A saber: la proteína BMP8B (proteína morfogenética ósea 8B); una molécula fundamental en la regulación de la termogénesis (capacidad de generar calor) de la grasa parda.
Las proteínas morfogenéticas óseas son factores de crecimiento que pertenecen a la familia del TGF. Tradicionalmente han estado implicadas en la formación del hueso, cartílago y tejido conjuntivo.
Los resultados de este trabajo demuestran por primera vez, que la obesidad BMP8B se expresa en niveles elevados en el tejido adiposo pardo. También en el hipotálamo. Modulan aspectos clave de la termogénesis; tales como la capacidad de dicho tejido a quemar grasas.
«La relevancia de estas acciones queda marcada por el hecho de que los ratones carentes de BMP8B (creados para este estudio) son marcadamente obesos; a pesar de tener una ingesta de alimentos reducida. Siempre en comparación con roedores normales. Hecho que se debe a que tienen una menor capacidad para quemar grasa en el tejido adiposo marrón», sostiene el director del estudio, el Dr. Miguel López.
Los equipos de CIBERobn comprobaron que la administración de dosis mínimas de BMP8B directamente en el hipotálamo, es suficiente para incrementar de modo muy potente la temperatura corporal de los animales como resultado de una estimulación de la producción de calor por el tejido adiposo pardo.
En los últimos tres años se ha demostrado que uno de los mecanismos que subyace a la epidemia de la obesidad obesidad bmp8b, es un mal funcionamiento del tejido adiposo pardo. Contrariamente al blanco (la grasa típica), el pardo no almacena lípidos. Muy por el contrario, los oxida para obtener energía. Esta se disipa en forma de calor, atendiendo al fenómeno de la termogénesis.
Esto explica que el tejido adiposo marrón ayude a quemar más calorías. Y que también, produzca calor corporal a partir de las grasas. Es por ello que la grasa parda ha llamado poderosamente la atención como posible diana terapéutica en el tratamiento contra la obesidad bmp8b. Sin embargo, los mecanismos moleculares que resultan de su funcionamiento no son del todo conocidos. La grasa parda actúa como una caldera de calefacción humana. Resultando imprescindible para la supervivencia de los recién nacidos.
Hasta hace poco se pensaba que tan sólo los bebés y ciertos animales mamíferos disponían de este tipo de tejido en su cuerpo. Recientes investigaciones que bajo novedosas técnicas de medicina nuclear, han podido demostrar que la grasa parda está activa también en los humanos adultos. Hasta ahora, la única estrategia que se conocía para inducir a la grasa parda era una exposición crónica al frío. Tras haberse contrastado que la grasa parda se encuentra metabólicamente activa en nuestro organismo y que existen otras vías de estimulación, los investigadores del CIBERobn centran ahora sus avances en la posibilidad de estimular farmacológicamente o mediante nutrientes la actividad de la también llamada grasa buena o adelgazante.
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Grasa parda
Muy interesante el descubrimiento pero interesante seria también saber que alimentos promueven la activación del bmp8b.